Ha pasado casi inadvertida la denuncia del candidato a la nominación presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana, Danilo Medina, de que un grupo de asesores de la Fundación Global, propiedad del presidente de la República, cobran salarios superiores a los de cualquier funcionario sin desempeñar ningún cargo público. Algunos de esos asesores de la Fundación Global que cobran en el gobierno fueron citados por sus nombres, entre ellos un colombiano al que llaman "el rumorólogo", es decir, un profesional del rumor, la intriga y la mentira que fue utilizado por el presidente Fernández en su campaña contra Hipólito Mejía en las elecciones del 2004.
Este rumorólogo fue expulsado de la asociación de consultores políticos latinoamericanos, que tiene su sede en Miami, Estados Unidos, por falta a la moral y la ética.
Las declaraciones de Medina sobre los asesores privados del presidente Fernández designados en la Fundación Global, pero que cobran salarios de lujo en el Estado, debieron poner en alerta a las autoridades del Departamento de Lucha contra la Corrupción y al Comité de Etica del gobierno que dirige un hombre con fama de honesto, el doctor Bidó Medina.
Las organizaciones de la sociedad civil, y hasta la Iglesia Católica, cuyos jefes hablan de todo, debieron pedir una investigación sobre la denuncia de Danilo. Pero no, todos, incluyendo a una buena parte de los medios de comunicación y de analistas políticos guardaron silencio. Un silencio cómplice, un silencio que sólo se explica por el control, casi absoluto, que tiene el gobierno de la opinión pública a través de sus millonarias inversiones publicitarias y de otra naturaleza.
No olvidemos que Danilo Medina fue secretario de la Presidencia, un hombre que manejó la nómina pública, que sabe perfectamente lo que ocurre en el Palacio Nacional, alguien que conoce el monstruo porque vivió en sus entrañas, como diría José Martí refiriéndose a Estados Unidos en la época de la lucha por la independencia y la soberanía de Cuba.
Por venir de donde vino, la denuncia debió, pues, ser investigada inmediatamente por el Depreco o por la Comisión de Etica y Transparencia del Gobierno. Pero, insisto, todos se hicieron los locos. No dijeron ni hicieron nada. Igual hicieron cuando se comprobó que hubo corrupción en el diseño y realización del portal del gobierno, sobrevaluarlo en más de diez millones de dólares. Ni siquiera el funcionario involucrado fue cancelado o sometido a la Justicia. Es alguien cercano al presidente que también trabaja en la Global.
La Fundación Global es un gobierno paralelo, un poder encima del poder, una superestructura donde se diseñan las políticas gubernamentales, así como las estrategias para el continuismo, es decir, para la permanencia del presidente Fernández al frente del Estado.
Tan grande es la Global que el presidente Hugo Chávez, de Venezuela, así como el ex jefe del gobierno español, José María Aznar, se asombraron al ver el edificio que la aloja.
Pero el presidente Fernández no está conforme con el lujoso edificio su Global. Ahora lo ampliará, para lo cual cuenta con el respaldo de un grupo de empresarios que a su vez tienen negocios con el gobierno, lo que sin duda entra en contradicción con la política de transparencia que suele anunciar el propio jefe de Estado.
Nunca el presidente de la Global ha explicado el origen de los recursos, como nunca ha explicado su relación con los dueños de los bancos quebrados, ni de los millones de pesos en certificados que a nombre de quien hoy es su esposa estaban en el Baninter. Muchas sombras rodean el luminoso edificio de la Fundación Global que en algún momento deberán ser aclaradas.
Danilo no es ningún tonto. Sabe que el comando central de campaña del presidente está en el edificio de la Global, que es allí donde se trama contra él. Y sabe cómo se llaman y cuánto cobran. Y sabe que ese dinero proviene de los impuestos que pagamos todos.
Danilo sabe más de lo que dijo. Mucho más. Sabe que esos muchachos no juegan limpio, como no jugaron limpio antes contra el PRD. Danilo sabe que Leonel está dispuesto a cualquier cosa para obtener la nominación presidencial nuevamente. Si fue capaz de violar un pacto de hermanos, un acuerdo de caballeros de "yo te apoyo ahora y tú me apoyas después", ¿de que no será capaz ahora?
Como el grupo reeleccionista juega con duro y sucio, Danilo responde con denuncias de corrupción para demostrar que también puede jugar duro, que no teme. Pero no encuentra eco en los medios de comunicación ni en la sociedad civil. ¡Qué pena!