Todos los dirigentes de alto nivel del PRD, ha guardado silencio ante la últimas andanadas de quienes tienen al parecer el control absoluto de ese partido y que han decidido que todos deben guardar silencio. Esa decisión, sindicada por Emmanuel Esquea y el Dr.José Rafael Abinader como contrarias al li-bre juego de las ideas que deben primar en un partido y en una sociedad que se precia de ser y de actuar dentro de la democrácia,es al parecer sino el penultimo coletazo de una dirigeneica in-finitamente cuestionada, por lo menos el principio de lo que puede ser la división final de esa agru-pación política.
Y lo es porque no solamente se pide silencio, sino que nadie pudo exponer libremente sus pu-ntos de vistas, que la supuesta consulta a las bases la han cambiado por el sofisma de una refle-xión, que no son precisamente los que han sido burlados en sus decisiones los que deben hacer-
la sino los convocantes, los instrumentalistas de todas las barbaridades cometidas durante el pro-ceso eleccionario interno, y luego en la escogencia de candidatos.
Pero se pide silencio, mientras horas depués el Secretario de Organización anuncia que el Ex-Presidente HIpólito Mejia la mano oculta detrás de todo lo que se hace o se dice en el PRD, no tiene impedimento alguno para buscar la candidatura presidencial por ese partido.
Nadie debe opinar, siempre y cuando no sea para beneficio del Presidente y Secretario Gene-ral del PRD, una marioenta, al igual que todos los otros dirigentes, con la excepción de hombres de las condiciones morales y políticas de Abinader y Esquea vicepresidentes del partido.
La verdad es que cada dia se ven y se escuhan cosas que uno creia superadas, y se ve con dolor como gentes de las condiciones de Miguel Vargas Maldonado se plega a silencios, que en definitiva van en su contra, porque ya han comenzado a sindicarlo como el candidato de un neo-pepeache, algo que realmente preocupa y duele a las bases, que han comenzado a manifestar su apoyo a quien tiene que marcar distancia de ese grupo de seudos dirigentes, de un partido que no necesita enemigos, y al que el gobierno prefiere precisamente en las manos que supuestame-nte recibió un voto de confianza.
Ese grupo del PPh y su jefe van a llevar a la sepultura a un partido, que como el PRD tiene que retomar el camino de los principios revolucionarios, y hacerse una auto-critica, para ir al reencuen-tro con sus verdaderos y firmes origenes.