MEXICO.- El presidente mexicano, Vicente Fox inició este martes una gira por estados del occidente de Estados Unidos, a donde se espera que lleve su lucha de cinco años a favor de una justa reforma migratoria.
Sin embargo, el viaje de Fox por los estados de California, Utah y Washington podría provocar más daños que beneficios, de acuerdo con algunos analistas.
El presidente desea que el Congreso estadounidense apruebe un programa de trabajadores temporales y abra la posibilidad de la ciudadanía para algunos de los seis millones de mexicanos indocumentados en Estados Unidos.
Algunos analistas dicen que la visita de Fox podría ser vista como una intromisión en la política estadounidense y posiblemente fortalezca el apoyo de los conservadores radicales, que desean restringir más la ley de inmigración en lugar de abrirla.
"Creo que este viaje tiene toda la hechura de un boomerang", consideró George Grayson, un especialista sobre México en la institución College of William and Mary. "Va a ser virtualmente imposible ser lo suficientemente crítico para mantener su apoyo político en su país, y al mismo tiempo no parecer que interfiere en los asuntos de Estados Unidos", indicó.
Durante el periplo de cinco días, que comienza este martes en Utah, Fox planea reunirse con gobernadores y legisladores estatales, dirigentes empresariales y migrantes mexicanos.
El vocero de Fox, Rubén Aguilar, dijo el lunes en conferencia de prensa que el presidente desea reunirse "con los gobernadores, los legisladores, con actores políticos de los Estados Unidos, desde la parte que el gobierno de México puede hacer, promover la reforma migratoria".
Fox enfrenta un difícil acto de equilibrio entre hablar fuerte contra los planes estadounidenses de endurecer la vigilancia en la porosa frontera lo cual ha molestado a mexicanos y no ofender al presidente George W. Bush, que ha sido uno de los más firmes defensores de la reforma de inmigración.
El tema ha dividido profundamente a Estados Unidos, con protestas que van de patrullajes de grupos civiles de voluntarios como los Cuerpos de Defensa Civil Minutemen en la frontera para impedir el ingreso de los indocumentados hasta las grandes manifestaciones encabezadas por migrantes en Los Angeles, Dallas, Texas y otras ciudades estadounidenses.
La semana pasada, Bush anunció el plan de enviar 6.000 soldados de la Guardia Nacional a la frontera, medida que el Senado estadounidense aprobó junto con la construcción de una valla triple en 595 kilómetros de la línea internacional.