Érase una vez un partido organizado, cuyo líder uno de los más notables intelectuales del siglo veinte organizara y llevara al poder, logrando así, una organización política con una estructura diferente a los demás partidos de la época, destacándose ante todo por el orden que reinaba y su capacidad para resolver sus diferencias a lo interno de su organización.
Esto así, que para ser miembro del Partido de la Liberación Dominicana, había que pasar primero por un círculo de estudios, donde los integrantes de los llamados intermedios adquirieran la formación y la disciplina política que se necesitaba. En ese entonces para pertenecer al único partido de cuadros existente en el país, el Partido de la Liberación Dominicana.
Anteriormente el Partido de gobierno, una organización de cuadros que pasó a ser un partido de masas a raíz de su apertura, ocurrida en 1998 en el sexto congreso elector, celebrado en diciembre de ese mismo año, hoy la realidad le da en la cara.
Hoy el partido de cuadros que lideraba su máximo líder, el fenecido profesor Juan Bosch, se ha convertido en un partido del montón, donde sus dirigentes se dejan permear tras la búsqueda de prebendas económicas, hoy venden su voto al mejor postor, tal y como ocurrió en los recién pasados comicios, donde las quejas y reclamos de impugnaciones están a granel, debido a la cantidad de irregularidades sufridas en la celebración de los mismos.
Un partido cuyos ideales, eran “Servir al partido para servir al pueblo” sus miembros se olvidaron de su verdaderos ideales y del rol que estos deben jugar en la sociedad. Hoy los llamados amarres y la búsqueda de conseguir prebendas económicas son los principales ideales que reinan en la entidad política.
Es más importante dar su voto al candidato o candidata que satisfaga mejor su ambiciones económicas personales, dejando de lado, el buscar personas idóneas que en un futuro mediato puedan en las diferentes instancias del país ser la voz de los que no tienen voz tanto en el Congreso como en los municipios, además de que se olvidaron de buscar candidatos que les duela o se identifiquen con los problemas de la comunidad a la cual pertenecen.
La estructura política fundada por el Profesor Juan Bosch y Gaviño, se desvió de su origen y se ha convertido al igual que las demás fuerzas políticas del país, en una organización cuestionada por la ciudadanía, que perdió la capacidad de organizar comicios libres de traumas, ya no es capaz de celebrar unos comicios internos, sin que tengan que ser cuestionado, como entidad política.
Érase una vez un partido organizado, obediente de las directrices de sus máximos dirigentes, que no se atrevían a cuestionar en público, cualquier incidente que ocurriera a lo interno de esa organización en esa organización política.
Lo ocurrido el pasado domingo en los comicios internos del Partido de la Liberación Dominicana, mueve a reflexión ya que fue el ejemplo más vivo de que la estructura de partidos políticos han fracasado, puesto que el factor económico es un elemento fundamental, para escoger un candidato a una posición política.