En cuarenta años más posiblemente no habrá petróleo en el mundo. Nos salva que aparezcan nuevos y abundantes pozos, y ni siquiera así, porque algún día estos se también acabarán, como ocurre con todos los bienes no renovables A pesar de todo, no podemos prescindir de petróleo a corto plazo. No importa cuanto suba el precio del barril y sus derivados.
De cualquier manera hay que comprarlo y encontrar el sustituto no es tan simple como suelen plantear expertos y analistas. En la época moderna dependemos del petróleo para caminar, bañarnos, comer, trabajar, estudiar y para hacer el amor.
Si algo bueno tiene la actual crisis es que ha movido a preocupación a los despreocupados y nos obliga a crear nuevas fuentes de energía. El fenómeno es complejo puesto que mientras la economía crece y se dinamiza, el consumo aumenta por lógica. A nivel mundial, la demanda creció en el 2004 en 2.5 millones de barriles diarios (3.4 por ciento más que en 2003.) Es el aumento de la demanda anual más importante que se registrado.
El 35 % del aumento proviene de China, mientras que el 20 % de Estados Unidos. Este último es el mayor consumidor del mundo y su reserva asciende a 22, 000 millones de barriles. Según pronóstico de la Agencia Internacional de Energía (AIE) para el 2005 habrá una disminución de la demanda por parte de China. La AIE proyecta para este año un crecimiento de la demanda a nivel mundial en 1.7 millones de barriles diarios.
Los países en vía de desarrollo, según la AIE, absorberán cerca del 60 por ciento de incremento del consumo en las próximas dos décadas, como resultado de un mayor dinamismo de la economía. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que en los próximos 20 años el crecimiento medio del Producto Interno Bruto (PIB) será de 3.6 por ciento. Al ritmo de producción actual, existe la preocupación de que en el año 2045 se agoten las reservas petroleras.
Estamos obligados a gastar menos en combustibles, por ser la única alternativa viable a la vista. Se trata de una decisión que aunque promueve el Gobierno, le corresponde a cada individuo. No obstante, la preocupación debe mantenerse. Inventamos o morimos.
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