Un estudio sugiere que pequeños cambios genéticos pueden hacer que las dietas malas sean buenas y las buenas, malas
Un reciente estudio de la Universidad de Glasgow, publicado en 'PLOS Biology', sugiere que pequeñas modificaciones genéticas pueden cambiar la eficacia de las dietas, convirtiendo las malas en beneficiosas y viceversa. Este hallazgo subraya la relevancia de comprender cómo la genética humana influye en las respuestas alimentarias.
La investigación se basó en el estudio de moscas, que comparten características genéticas clave con los humanos. Los científicos utilizaron esta similitud para explorar cómo la dieta impacta en la salud humana.
Se descubrió que las diferencias genéticas en compartimentos celulares de moscas influyen en cómo distintos alimentos afectan su salud. Dado que las células humanas presentan estructuras similares, los investigadores plantean que estos mismos mecanismos podrían determinar si una dieta beneficia o perjudica la salud humana.
La alimentación no solo nutre el cuerpo, sino que también influye en todos los aspectos de la salud. Sin embargo, dado que las personas reaccionan de manera diferente a los mismos alimentos, lo que es bueno para un individuo podría no serlo para otro.
Para explorar esa variabilidad, científicos de la Universidad de Glasgow, la Universidad de Monash y la Universidad Tecnológica de Dresde estudiaron cómo dos dietas afectaban a la salud de las moscas de la fruta. La agencia Europa Press elaboró un texto informativo al respecto.
Los investigadores encontraron que, en ciertos aspectos de la salud, la genética tiene un impacto significativo en cómo las dietas afectan a los individuos. Esto sugiere que no existe una dieta universalmente buena. En cambio, podría ser más beneficioso encontrar la dieta adecuada para cada persona.
La variación entre individuos está codificada genéticamente en el ADN. Si bien gran parte del ADN reside en el núcleo celular, una pequeña parte también se encuentra en las mitocondrias, conocidas como las "centrales energéticas" celulares, que procesan nutrientes.
Los investigadores encontraron que, en ciertos aspectos de la salud, la genética tiene un impacto significativo en cómo las dietas afectan a los individuos. Esto sugiere que no existe una dieta universalmente buena.
El ADN mitocondrial y el nuclear pueden variar entre individuos, y la interacción entre ambos genera un efecto llamado "variación mitonuclear". Este podría ser clave para comprender por qué las personas reaccionan de manera diferente a la misma comida.
Aunque las moscas y los humanos difieren en apariencia, comparten similitudes a nivel celular, genético y metabólico. Los científicos pueden comprender estos procesos más rápidamente en las moscas que en los humanos. El estudio de la variación mitonuclear y las respuestas alimentarias en las moscas tiene implicaciones importantes para comprender cómo la dieta humana afecta a la salud.
El equipo creó variaciones mitocondriales en las moscas y las alimentó con dietas ricas en proteínas o grasas, que representan elecciones dietéticas comunes en las personas. Observaron cómo esto afectaba la reproducción de las moscas, una medida clave de su salud general.
Descubrieron que las combinaciones de ADN mitocondrial y nuclear alteraban drásticamente cómo las distintas dietas afectaban la salud. En algunos casos, estos cambios genéticos hacían que una dieta beneficiara a algunos individuos, pero fuera letal para otros.
El doctor Adam Dobson, líder del estudio en la Universidad de Glasgow, explicó que entender la biología detrás de las respuestas individuales a la nutrición es fundamental para personalizarla. "Descubrimos que la interacción entre dieta, ADN mitocondrial y nuclear tenía un impacto importante en la salud de las moscas de la fruta", afirmó Dobson.
Destacó la sorprendente magnitud de estos efectos, sugiriendo que entender cómo las mitocondrias y otras partes celulares interactúan podría ser crucial para mejorar la salud humana a través de la dieta.