Presidentes dominicanos han enfrentado serias dificultades al inicio de sus mandatos, pero ninguno halló una crisis de dimensión mundial, cuyo alcance y fin se desconocen, como la asumida por Luis Abinader desde que recibió ayer la banda presidencial. Nunca antes este nivel de incertidumbre.
La interconexión de las consecuencias por la pandemia de Covid-19 , imposibilita un control de daño local, sobre todo en un país atado a turismo y remesas y cona altísima deuda externa, que Abinader, cargado de grandes esperanzas, matizó que afrontará “con realismo”.
Trujillo fue sorprendido por ciclón San Zenón 18 días después de su ascenso y Balaguer tocó Inés, 6 semanas después de asumir la Presidencia y luego de una guerra fratricida y de la segunda invasión militar de Estados Unidos.
Los norteamericanos que posibilitaron regreso político del caudillo lo asumieron en lo militar y económico.
Don Antonio Guzmán tuvo oportunidad de disponer medidas para el reencauzamiento democrático, pero al año y 15 días de gestión un monstruo categoría 5, de nombre David asolaba el territorio nacional. La recuperación económica y el levantamiento de infraestructuras requirió tiempo y grandes esfuerzos.
Hortensia afectó el este del país, a los 25 días del inicio del gobierno de Leonel Fernández y dos años más tarde el huracán George causó importante daños. El novato mandatario había recibido sin traumas la presidencia de manos de Balaguer, quien posibilitó el triunfo del PLD. A su regreso en 2004 debió enfrentar las consecuencias de una nefasta crisis bancaria, con heridas económicas que aun no cierran.
Abinader enfrentará una situación sanitaria y económica que golpea con fuerza a las grandes economías, fundamentalmente a Estados Unidos, de donde proviene la mayor cantidad de turistas y el más alto nivel de remesas.
La curva de contagios en el país nunca ha aplanado y cada día aumentan los muertos y afectados, con insuficiencia de aplicación de pruebas. Se agrega la estrepitosa caída de los ingresos fiscales y de los empleos y trabajadores informales desesperan por las dificultades para obtener la alimentación diaria.
Los equipos económicos y de salud de Abinader han recabado informaciones en las últimas semanas para un relanzamiento en ambas áreas, asumiendo que tendrán grandes ahorros de la fusión de entidades duplicadas y eliminación de las infuncionales, eliminación de la corrupción y transparencia en la administración pública.
Abinader confía en el apoyo que brindaría Estados Unidos para el relanzamiento de la economía y los funcionarios de ese país han adelantando que trabajarán estrechamente en una serie de prioridades compartidas, aunque nótase un fuerte acento geopolítico. Recelan de China.
“Juntos superaremos los desafíos de la pandemia y revitalizaremos nuestras economías sobre la base de una visión compartida de mercados libres y crecimiento económico impulsado por el sector privado”, dijo el sábado Michael Kozak, subsecretario interino para el hemisferio occidental. Kozak acompañó al canciller Mike Pompeo en la delegación de EE.UU.
La tarea es difícil para Abinader aunque fructifiquen estos acuerdos, quien necesitará que sus funcionarios sintonicen con su visión e interés de transparencia. Falta escudriñar en el “maletín lleno de facturas”.
Mientras los peledeístas tendrán tiempo para desaprender, conforme a las “15 claves del éxito”, de Chanel Rosa, a que le abran la puerta del carro y de la oficina, seguridad (muchos guardias para el funcionario, la señora, los niños y la suegra), uso tarjeta institucional, VIP, filas en los bancos, permitir que le carguen el maletín, uso gastos de representación. Y le agrego, algunos gustos muy especiales con cargos al contribuyente.
Ah, y los que se corrompieron, que contraten buenos abogados penalistas que escasearán…