Por Milton Olivo.- Es evidente, y gratificante, que la mayor parte de la sociedad, ha decidido apostar al cambio de partido en la administración pública, a la esperanza. En búsqueda de la honradez administrativa, la decencia, la transparencia y por un mejor futuro.
Creo, que es una aspiración de todos, inclusive de los que están apoyando el mas de lo mismo, que puede sintetizarse en; quiebra del Estado por endeudamiento externo, corrupción integral, quiebra de los productores nacionales para hacer negocios con importaciones, impunidad como sistema, haitianizacion creciente, destrucción del medio Ambiente, Etc.
¿Por qué dominicanos apoyan a los que hacen eso con su patria? Para mí la respuesta es simple, porque han perdido la esperanza. Y entienden que los que vienen, vienen a lo mismo. "Y al quítate tu pa' ponerme yo". Y como ellos ya están, porque votar en contra de ellos mismos. Prima la desilusión y el instinto de supervivencia. Y la verdad es, que así ha sido en el pasado.
Creo que ahora, las cosas son diferentes, por diferentes razones. Primero, veo a Luis Abinader, como una persona, saturada de buenas intenciones, consciente de su responsabilidad histórica y rodeado de un buen equipo. Y por otro lado, lo más trascendente; veo la sociedad dominicana sembrada por las semillas de las Marchas Verdes, presta a movilizarse para demandar se cumplan las demandas sociales por las que se ha movilizado.
Y sus demandas son simples, nobles, y patrióticas. Fin de la corrupción, fin de la impunidad, y rescate de lo robado al Estado. Lo que de hecho, marca un nuevo comienzo, al representar el fin de una Era, que se distingue por la corrupción y la impunidad como sistema.
Los abuelos, siempre repetían que 6 ojos ven más que dos. De manera que dado el nivel de despertar, de comunicación, el sentimiento generalizado de cambio, la sociedad o es complacida en su demanda de justicia o no habrá estabilidad.
Siempre se ha afirmado, que cuando uno no sabe a dónde va, ningún viento le he favorable. De igual forma, para un medico dar con un problema, es fundamental conocer cuál es el problema. Y ese es el mayor desafío de la R. Dominicana de cara al futuro.
Lo digo, porque todos conocemos los problemas, pocos, cual es la raíz del problema. Algo, si debemos estar claro, debemos ir hacia una sociedad industrializada, enfocada a la producción de productos con alto valor agregado. Pero como lo que tenemos ahora mismo es tierra y sol, la agricultura y su industrialización, deben ser la base para producir los recursos para la debida industrialización.
Ahora bien, también tenemos que tener claro cuál ha sido el obstáculo que nos ha mantenido prácticamente atrapado en los males del presente. ¿Cuál es? Ha sido la actual Constitución, y el modelo de gobierno que establece, al centralizar todos los poderes en el presidente. Al establecer que el designe los titulares de las instituciones que deben fiscalizarlos. El presidente concentra demasiado poder, lo que lo coloca con poder para violentar las leyes con impunidad. Que es lo que ha estado sucediendo.
Quien administra los recursos públicos, no puede designar también los funcionarios judiciales. Ni las instituciones de control, como Cámara de Cuentas. Ni de investigación y represión, como DNI y PN. Porque ese ha sido el problema. Estos organismos de fiscalización, justicia y control, sus titulares, debe dársele oportunidad a la sociedad no partidaria de designarlos. Para hacer realidad una sociedad participativa. Que sería, una verdadera democracia.
El otro gran desafío de cambio, es como rescatar las provincias de su abandono, subdesarrollo y estancamiento. Creo imprescindible cambiar el modelo, y que éstas, elijan su gobernador, se le asigne su presupuesto y puedan con los talentos locales, organizar sus propias instituciones, y desarrollar sus planes de desarrollo. ¿Quien sabe más que los ciudadanos de las provincias saben cuáles son sus prioridades?
Teniendo eso claro, sobrepasamos los males que arrastramos desde hace 176, que es decir, desde la fundación de la República en 1844. Males que han mantenido la sociedad dominicana atrapada entre los barrotes de la corrupción, impunidad, represión, miseria y subdesarrollo.
El progreso es imposible sin el cambio y aquellos que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada.
El autor es Escritor y presidente del Partido Quisqueya Potencia