¿Podrá el presidente Donald Trump terminar su mandato presidencial en un pugilato continuo con la sociedad civil?
Aún no ha cumplido su primer mes en la Casa Blanca y se anticipa que podría seguir teniendo serios encontronazos con importantes núcleos de la sociedad estadounidense opuestos a las políticas migratorias y a la forma de conducirse desde el poder.
Mas grave sigue siendo la decisión de un juez federal de bloquear el veto presidencial que impedía temporalmente el ingreso a territorio norteamericano de refugiados y ciudadanos de siete países.
Entonces, ¿estamos en la antesala de la disputa de poderes en Estados Unidos?
El presidente Trump advirtió que responsabilizará al sistema judicial “si pasa algo malo” por suspender su veto.
Es “apenas el comienzo” han advertido representantes de los grupos que protestan en varias ciudades de Estados Unidos contra la administración Trump, provocando la paralización y apresamientos de cientos de ciudadanos.
Representantes legales de empresas tecnológicas como Google, Apple y Uber presentaron ante un Tribunal Federal de Apelaciones demandas contra el gobierno de Donald Trump por prohibir la entrada a Estados Unidos de refugiados y ciudadanos de países de mayoría musulmana.
Efectivamente, es un legitimo derecho de cualquier país recibir o no en su territorio a un extranjero.
El presidente estadounidense está ejerciendo ese derecho aunque algunos entiendan que se trata de un exceso de poder.
El juez federal James Robart bloqueó provisionalmente, mientras revisaba el fondo del caso, el veto que desde el 27 de enero impedía temporalmente la entrada al país de los refugiados de todo el mundo y de los ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen.
La intensidad de las protestas promovida en la sociedad norteamericana hace recordar aquella epopeya que lideró Martin Luther King por la defensa de los derechos civiles.
King, pastor de la iglesia bautista defendió gallardamente en las calles a los descendientes afroamericanos hasta ser asesinado el 4 de abril de 1968 en Memphis, Tennessee.
Por supuesto en esta ocasión se trata de un escenario social distinto, donde inmigrantes residentes en territorio norteamericano se ven amenazados ante las nuevas políticas migratorias impulsadas por Trump.
CONTINUAN PROTESTAS
En este segundo mes del 2017, siguen las manifestaciones en ciudades estadounidenses de grupos organizados de la sociedad civil opuestos a las medidas decretadas por el Poder Ejecutivo sobre migración.
Es un abanico social amplio que incluye marchas de mujeres, inmigrantes, científicos, trabajadores, ecologistas y representantes y artistas del espectáculo.
El escenario social y político prevaleciente en los Estados Unidos anticipa un periodo de grandes convulsiones en la primera potencia mundial, algo inimaginable décadas atrás donde el sistema bipartidista encontraba siempre la solución ante cualquier adversidad con repercusión local o internacional.
Estamos ante una transformación del diario vivir estadounidense en el que los inmigrantes están decididos a defender firmemente sus derechos.
Pero también, se advierte la profunda división que permea la sociedad estadounidense caracterizada no solo por las protestas internas sino igualmente por acciones similares que se vienen suscitando en ciudades de Europa y en México.
El estilo de gobernar de Trump seguirá generando comentarios y reacciones diversas en los medios de comunicación del mundo así como en las calles estadounidenses.
Algunos analistas anticipan que un eventual enfrentamiento de poderes en el sistema de gobierno de Estados Unidos tendría serias consecuencias para el resto del mundo.