<b>Aunque nadie debe hacerse ilusiones sobre la actuación futura del Tribunal Superior Electoral en el actual conflicto del Partido Revolucionario Dominicano, su reciente decisión frente al amparo preventivo interpuesto por Guido Gómez Mazara, altera la configuración del proceso interno del PRD y crea un nuevo escenario para la competencia en la convención partidaria, aún bajo el esquema de control diseñado por el grupo de Miguel Vargas.</b>
A pesar de que Miguel Vargas se aprestó a validar la decisión del TSE, no debe quedar duda de que la publicación del padrón del PRD trastorna su estrategia original de hacer una convención bajo su estricto control, sin oposición y sin ninguna formalidad democrática.
La publicación del registro de militantes del PRD implica establecer quienes tienen derecho a participar en la elección del próximo presidente del Partido y del candidato presidencial y los demás candidatos del 2016.
Conviene recordar que en las primarias del 2011 participaron más de un millón cien mil electores, por lo que se espera que el registro de militantes del PRD refleje una aproximación de esa cifra.
Miguel Vargas había adelantado en el 2013 que el nuevo padrón elaborado por su grupo sacaría del PRD a más de 300 mil peledeístas y miembros de otros partidos que supuestamente votaron por Hipólito Mejía y Luis Abinader en las primarias del 2011, aunque paradójicamente fue él mismo quien anunció acuerdos políticos con José Francisco Peña Guaba, con Angel Lockward y con los hermanos Serulle, todos fuertemente vinculados a la plataforma del actual partido gobernante.
De modo que si Vargas ha cumplido su promesa de excluir a los peledeístas del padrón del PRD, probablemente estaría incurriendo en un harakiri político, tomando en cuenta además sus muy estrechas relaciones políticas y de negocios con el sector peledeísta que encabeza el ex presidente Leonel Fernández.
Las expectativas giran en torno al nuevo registro de militantes porque esa definición plantea aspectos esenciales para la democracia interna y para la suerte electoral del PRD en el 2016, ya que si Vargas acomoda el padrón al tamaño de su simpatía (13.3 por ciento según la encuesta Gallup de Febrero 2014) estaría desafiliando, en contra de un principio jurídico universal, a cientos de miles de verdaderos perredeístas y convirtiendo su partido en un grupo minoritario sin ninguna posibilidad electoral a corto plazo. Con serias consecuencias hacia adentro y hacia afuera.
En este punto es oportuno recordar que la desafiliación de un partido político o de cualquier organización con personalidad jurídica, solo se puede hacer mediante renuncia, expulsión o muerte. Estamos especulando, esperemos el padrón del PRD.