<b>La riqueza de la biodiversidad es
majestuosa, al grado tal de que cuando creó Dios a los animales y al hombre, en
el sexto día, no se limitó a una sola especie para todo el reino animal. Dios
no es clasista ni racista, Él no definió en la Creación el estatus ni color de
piel ideal. Cuando estamos en contacto armonioso con la naturaleza, nos
convertimos en la otra mitad del medio ambiente.</b>
Los seres vivos nos diferenciamos
de la materia inanimada, o inerte, porque nosotros tenemos vida y agotamos un
ciclo vital. A través del estudio de la historia podemos comprender cómo los
seres humanos evolucionamos en la medida en que nos empoderamos del
conocimiento.
Entre otras virtudes, podemos
razonar. La razón vendrá siempre acompañada del Juicio. El Juicio Moral nos
induce con facilidad a un comportamiento dogmático que no está fundamentado en
la razón y nos dicta qué está bien, qué está mal, correcto e incorrecto.
La predisposición humana a lo
malo y negativo es nata e intrínseca, no es de extrañarnos que cuando manifestamos
la necesidad de algo empezamos nuestra solicitud con la pregunta: ¿no hay tal o
cual cosa?
A pesar de los avances
tecnológicos en materia telefónica y la bendición de la creación de los
teléfonos inteligentes o Smartphones, hoy en día lo que menos hacemos es
comunicarnos y esa es otra característica que nos diferencia del resto de los
seres vivos y los inertes.
En la construcción de la
ampliación de nuestro universo, mediante la lectura y la escritura, en ese
proceso emerge el deseo de que todo aquel que nos rodea se abra al conocimiento
y en nuestro egoísmo primitivo imponemos nuestra verdad y en ocasiones
cuestionamos las ajenas.
En el otro extremo, si los
individuos son altamente competitivos y el coeficiente intelectual se sitúa por
encima de la calidad humana, el talento es estéril, vano y vacío. Condicionamos
el desarrollo cognitivo a nuestros estándares y exigencias. Por ejemplo, los
gobiernos manipulan la percepción de los pueblos para perpetuarse en el corazón
de quienes desconocen los favores de la mercadotecnia política. Lo cierto es
que nadie posee la verdad absoluta de nada, ni las grandes potencias, ninguna
de las religiones, ni la ciencia.
Todo el que estudia o ejerce un
oficio lo hace con la intención de mejorar su calidad de vida, de no ser así
tanto sacrificio no tiene sentido. Cada logro individual aporta al colectivo es
por ello que los pueblos crecen en la medida en que su gente, es por ello que “las
naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su educación” – Simón
Bolivar.