<b>La familia contemporánea ha perdido la noción del tiempo y el espacio.
Atribuimos los altos índices de divorcios y familias disfuncionales al
desconocimiento de los roles que debemos desempeñar dentro del hogar. Cada
integrante juega un papel significativo y fundamental en esta
organización. </b>
Los individuos antes de contraer nupcias no reciben educación
matrimonial, a menos que decidan hacerlo por la Iglesia Católica y ésta les
facilite unos cursillos prematrimoniales. En el caso de los no creyentes, estos
no reciben orientación alguna más allá de los consejos de amigos y familiares.
Después de casados y cazados; no ha de sorprendernos que debido a la
falta de una educación matrimonial sostenida, nuestros hogares carezcan de una
base lo suficientemente sólida y de columnas fuertes que salvaguarden el elemento
natural, universal y fundamental de la sociedad, la familia.
Es necesario promover una familia sana desde su seno. Esto es posible
sí, y sólo si, la Iglesia y el Estado unen fuerzas y voluntades, si se interesan
por lo verdaderamente importante, la familia como núcleo de la sociedad. Un
Estado e Iglesia, responsables, defienden la unión y la soberanía de la
familia.
Una sociedad que no hace lo que debe hacer, cómo y cuándo debe hacerlo,
no se diferencia en nada de la flora y la fauna silvestre, sin orden ni
control. La educación es mucho más que aulas y libros, es la formación
constante y permanente de seres humanos que procuran vivir en paz.
Casi todas las madres dominicanas han sufrido en carne propia la
desgracia de ser cabeza y cuerpo del hogar, y cuando decimos “desgracia”, nos
referimos al hecho de que ninguna mujer merece ser padre y madre a la vez, de
ningún ser humano, asumiendo con responsabilidad la irresponsabilidad ajena.
Debemos identificar nuestro papel y asumir el rol que nos corresponde
con honor. Pensemos en el lugar que ocupados dentro de la sociedad y en el que
ocuparemos en la historia. Citamos un fragmento anónim “Hay muchas personas
que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, la vida está llena de heroísmo”,
fin de cita.
Es altamente importante la planificación individual y colectiva. Con
esto buscamos un enfoque global que nos permita un crecimiento y desarrollo
ordenado y organizado. Partiendo de lo particular a lo general, políticas de planificación y control
familiar.
Fuera de la sociedad – según Aristóteles – el hombre es una bestia o un
dios. Rogamos a las autoridades celestiales y terrenales abrir las puertas y
las ventanas. La familia, la Iglesia y el Estado, es todo lo que somos; es el
génesis y el apocalipsis, nuestro principio y fin.