Dijo Bolívar que “el
talento sin probidad es un azote”, resultado por esto, que pese a
que nuestros Ayuntamientos están llenos de hombres talentosos y mujeres
talentosas, sí se está notando el azote que se practica en muchos Ayuntamientos
del país en el manejo de los recursos Municipales.
Dada la problemática
señalada, en este trabajo y en otros que elaboraremos, nos proponemos desde la óptica
del Consejo Regional de Desarrollo (CRD), analizar la situación de los
Ayuntamientos del país, y los muy preocupantes altos niveles de debilidades
administrativas, gerenciales y técnicas que se evidencia en los mismos.
Antes
hagamos un breve resumen históric
La historia de la
Municipalidad en la República Dominicana se remonta al origen mismo de nuestro
descubrimiento, pues los españoles que ya tenían muy bien definido el concepto
de los cabildos, trajeron consigo esa cultura organizativa para el nuevo mundo
y dieron esta categoría a los nacientes asentamientos humanos en el nuevo mundo.
El cabildo toma
absoluta autoridad sobre los ciudadanos
de una determinada común o zona jurisdiccional en que se dividía el
territorio.
El prestigio del
cabildo era tal que ninguna Institución de las existentes (Iglesia, Gobernación
militar, Justicia y la Tesorería) estaban fuera del mismo.
Los Hombres (en ese
entonces solo hombres) más notables de la comunidad integraban los cabildos.
Así fue por siglos y
así se fue organizando el país, aunque es justo reconocer que fruto del atraso
social y económico de la Colonia de
Santo Domingo, por el abandono de la
Madre Patria, sumida en guerras y muy debilitada en Europa, nuestros
Ayuntamientos o Cabildos surgieron como Instituciones débiles y mal organizadas,
formados por hombres muchas veces analfabetos, carentes del menor criterio
organizativo y visión de desarrollo.
Sin embargo, aun
siendo Instituciones débiles organizativa e Institucionalmente hablando, los
Ayuntamientos tenían asignadas funciones que hoy no tienen los Ayuntamientos
modernos en la Republica Dominicana, esto luce paradójico pero era así.
Duarte, al fundar la
Nación Dominicana, le dio categoría a los cabildos, definiendo el Poder
Municipal y consignándolos como uno de los poderes del Estado en la primera
constitución.
Así fue por muchos
años, los Ayuntamientos eran Instituciones pobres y débiles, como era la nación
y el Estado Dominicano, pero propietarios de la mayoría del principal activo
que tiene un país: La tierra.
A partir de Buenaventura
Báez y sobre todo Trujillo, esto comenzó a cambiar y estas riquezas comenzaron
a mermar y a pasar a manos privadas, esto constituyó el inicio del deterioro
Municipal que hemos arrastrado hasta nuestros días.