Todos los
estudiosos de la conducta humana coinciden en que el presidente de facto del
PRD no está en sus cabales. Trastornos muy serios lo atormentan día y noche, a
tal punto que no le permiten discernir entre lo bueno y lo malo, lo correcto y
lo incorrecto, lo conveniente y lo inconveniente, lo táctico y lo estratégico,
lo democrático y lo dictatorial, lo que tiene sentido y lo que no lo tiene, lo
lógico y lo ilógico, lo prudente y lo imprudente, lo normal y lo anormal, lo
positivo y lo negativo, lo que une y lo que desune.
Basta con ver su rostro. El lenguaje corporal
lo dice todo.
Protegido
por el gobierno a través del Tribunal Superior Electoral y la Junta Central
Electoral, cree que puede hacer y deshacer en el PRD; cancelar y nombrar
empleados, destituir y designar dirigentes de la Comisión Política, el Comité
Ejecutivo Nacional, los Frentes de Masas y demás organismos. Apoyado por el
gobierno se cree dueño y señor; ley, batuta y constitución del partido.
Su
impopularidad es cada vez mayor dentro y fuera del PRD. La encuesta Gallup le
asigna solo un 13 % contra un 87. Pero la verdad es que no alcanza un 10 %. La
presencia de Guido Gómez Mazara en la farsa llamada Convención, a pesar de haber nombrado a todos los que la dirigirán,
lo coloca en una posición muy difícil.
Las encuestas dicen que a pesar de la farsa, puede perder de Guido. Y que la única forma de
“ganar” es haciendo fraude, comprar votos mientras impide el sufragio de la militancia. Miguel no tiene
forma de ganar, aunque “gane”. El
rechazo popular es cada día mayor. Y lo sabe. (En la encuesta de la Z-101
perdió 75 llamadas a una)
En su
desequilibrio patalea tratando de expulsar a quienes les adversan como Luís
Abinadel, Milagros Ortiz Bosch, César Cedeño, Héctor Guzmán y FafaTaveras, entre
otros. Incluso al propio Guido, cuya candidatura ahora trata de impugnar. En su
estado psíquico, es altamente peligroso, para sí mismo y para los demás,
incluso para quienes le rodean, porque no pueden contradecirle sin pagar las
consecuencias.
Miguel
Vargas, lo digo en serio, es un peligro para el PRD, como ya está más que
demostrado, y para la democracia. El PLD lo sabe, pero lo utiliza para impedir
que el PRD adquiera la fortaleza que tuvo durante más de 50 años, pese a las
crisis que frecuentemente lo afectan. El gobierno le seguirá dando oxinego
mientras le sea útil. Es como un paciente clínicamente muerto que sobrevive
porque está conectado a una máquina, cuando la apaguen, muere.
Me cuentan
que algunos de sus seguidores se han percatado de sus patologías. No pocos se
han alejado. Otros se mantienen a su lado por ambición, otros por miedo y no
pocos por el dinero que reciben como pago a sus servicios.
Cuando vi la
intimación, mediante acto de alguacil a doña Milagros Ortiz Bosch y otros
viejos dirigentes, emblemáticos todos,
grite: ¡Se soltó el PRD!