<b>Las calles y
avenidas de las principales ciudades del país se han llenado de personas que
dicen ser “parqueadores” de vehículos, que se han convertido en un problema que
no debe pasar desapercibido por las autoridades encargadas de velar por la
tranquilidad y seguridad de los ciudadanos.</b>
Vestidos de
chaquetas color verdes o naranjas y hasta con un pito de los que usan los
policías, estos señores están al acecho de los automovilistas cuando se están
parqueando para cobrar honorarios “por servicios prestados”, utilizando la
consabida frase de “ahí está bien, váyase tranquilo”.
La estrategia es
muy simple. Se apoderan de áreas cercanas a las oficinas gubernamentales, Restaurantes,
Congreso Nacional, Procuraduría, Palacio de Justicia, estadios deportivos,
supermercados, el malecón, ayuntamientos, edificio de Migración, universidades,
lugares donde se celebran actos importantes, y otros puntos, para extorsionar a
los propietarios de vehículos con el alegato de que “le cuidamos su carro”.
Si el dueño de
vehículo se niega a satisfacer sus demandas de pago, entonces la respuesta de
estos señores es, de manera disimulada, rayarle el carro, desinflarle los
neumáticos, romperle una mica, en fin, destruir la propiedad privada.
Algunos hasta
entregan tickets a los propietarios de vehículos para obligarlos a pagar el
supuesto servicio. Esos tickets varían entre 100 y 400 pesos, y es obligado
pagarlos. Son sus reglas, porque ellos construyeron las calles. Tremendo
negocio. Se supone que un parqueador debe tener licencia de conducir, pero
estos ciudadanos no estacionan, sino que supuestamente “vigilan” para que no se
roben los vehículos. Burdas mentiras.
Estos sujetos se
aprovechan de la debilidad de las mujeres para exigirles altas sumas de dinero
al momento de ellas retirarse de la zona del parqueo, situación que se torna
más complicada porque son agresivos,
bravucones, prepotentes y malcriados. Si las damas andan acompañadas de niños,
la presión para que pague se hace más persistente.
¿Qué derecho
tienen estos carajos de apropiarse de las calles para ejercer el trabajo de
parqueadores? ¿Tienen licencia para esas funciones? ¿Pagan impuestos a los
ayuntamientos por ese trabajo? ¿Alguien los protege o hay complicidad en este
negocio?
He sido algunas
veces víctima de las acciones de estos “humildes padres de familia”, que en la
generalidad de los casos son ladrones que muchas veces se hacen pasar por
lavadores de carros. Un día tuve que halar un arma de fuego contra uno de ellos
cuando en forma agresiva trataba de impedirme que me parqueara en la calle,
exigiéndome dinero para permitirme estacionar. “Esta área la controlo yo”, me
dijo. En esa ocasión, me auxilié de un policía quien obligó al sujeto a
retirarse de la zona.
Las autoridades
deben actuar rápido para erradicar esa práctica porque llegará el día en que
ocurrirá una tragedia. No dudo que estas personas, que se han convertido en una
plaga social, actúen en complicidad con ladrones de carros.
Lo mismo debe
hacerse en el caso de los supermercados y otros negocios donde se permite el
estacionamiento de vehículos, pero los propietarios de los establecimientos no
se hacen responsables de robos de vehículos u otras pertenencias dejadas en su
interior, por cierto, áreas vigiladas por un equipo de seguridad y cámaras de
vídeos.
Esa
irresponsabilidad debe erradicarse. Las autoridades están en la obligación de proteger
a los ciudadanos. Cualquier persona que sea víctima del robo de su vehículo
tiene derecho a entablar una demanda contra los propietarios de esos negocios
para obtener una compensación por los daños sufridos. En dado caso, auxíliense
de un abogado. Los derechos adquiridos, nunca se pierden.