<span style="font-size: 12px;">El consumo de marihuana se ha considerado a nivel mundial un tema de
grandes debates. Unos están a favor de su legalización, otros que se mantenga
la penalización.</span>
Esta ilícita sustancia, cuyo nombre científico es “cannabis sativa”, es
considerada como la más consumida en el mundo. Se estima que existen entre 119
y 224 millones de consumidores, mientras su demanda se mantiene en primer
plano, según un informe
universal sobre levantado en el 2012 por la Oficina de Naciones Unidas contra
Droga y Delitos.
La ley internacional de control de drogas, regida principalmente por la
Convención Internacional Antinarcóticos de 1961, limita el uso de drogas
narcóticas -incluyendo la marihuana- exclusivamente para uso médico o
científico.
Aunque la marihuana se entiende como una droga en la mayoría del mundo,
no todos los países la consideran ilícita ni prohíben su consumo. Al contrario,
la idolatran y consideran una prioridad en la agenda personal.
Creo que con este asunto se está jugando a la doble moral. Muchos
gobiernos en público expresan su rechazo al consumo de esta sustancia
alucinógena, pero tiene entre sus funcionarios de diferentes rangos a
consumidores adictos.
¿En cuáles países es legal consumir marihuana? ¿Hasta dónde es dañina
esta droga? ¿Qué pasaría después de la legalización? Particularmente, pienso
que ese es un proceso irreversible debido a diversos factores culturales,
económicos y sociales que todos conocemos. Uno de ellos: su venta es prohibida
y eso hace más atractivo el consumo y rentable el negocio. Al hombre le atraen
las cosas prohibidas y la marihuana es una de ellas.
Recientemente, comentaba esa situación con un destacado médico amigo mío
y en medio de la conversación me dijo que la marihuana se utiliza para la
elaboración de algunos medicamentos, como son los analgésicos. En efecto, tiene
poderes curativos, pero un buen segmento de la población mundial le da otro
tipo de usos, sobre todo porque tiene propiedades psicoactiva con fines
recreativos y poderes curativos. El tráfico de esta mercancía genera inmensas
fortunas, dada la inmensa demanda que tiene mundialmente, pero también causa
daño considerable al organismo.
La demanda de esta droga es tan relevante que ya algunos
gobiernos la han despenalizado, naturalmente con determinadas reglas. Ahora la
moda es utilizar los llamados “coffee shops” (cafeterías) como centro de
consumo. Evidentemente, es una muestra de debilidad de los gobiernos, que poco
a poco van asumiendo la derrota frente a la avalancha de adictos que exigen el
producto.
Existen varios ejemplos: El caso más conocido es Holanda,
donde el consumo y la compra de cannabis y derivados están permitidos en
pequeñas cantidades. Luego, nos encontramos con los países en los que esta
práctica está despenalizada o, por lo menos, no lleva consigo excesivos
problemas legales. Es la situación que se vive, en Italia, Suiza, Alemania,
Bélgica, España, Chile y Portugal.
Recientemente, Bolivia y Uruguay dieron luz verde a la
legalización, medidas que provocaron un rechazo rotundo de la ONU. En el primer
caso, en ocho años se triplicó el número de consumidores de drogas lícitas e
ilícitas. De 37,120 consumidores de alcohol, tabaco, marihuana, inhalables,
clorhidrato de cocaína, pasta base y alucinógenos se incrementó a 101,776 entre
1992 y 2000, según un estudio del Centro Latinoamericano de Investigación
Científica (Celin).
En Estados Unidos, esa actividad está penalizada a nivel
nacional y los niveles de permisividad varían según el estado e incluso el
condado donde uno se encuentre. Sin embargo, las autoridades están aceptando el
uso del cannabis sativa y la evidencia más reciente la tenemos en Washington y
Colorado, donde la ingesta de marihuana ya es legal.
Se inició la venta legal de marihuana en
Colorado con la llegada del 2014, a la que se sumará el estado de Washington en
seis meses más, pero con claras diferencias al proyecto de estatización que
impulsó Uruguay el año recién pasado y que logró la aprobación del Congreso. En
Colorado los consumidores pagarán hasta 500 dólares por los 28 gramos de
marihuana, que a su vez tendrá gravado un impuesto de 25%, más el habitual
impuesto estatal (2,9%).
En Uruguay fue despenalizada la ingesta
y venta de marihuana y además fue legalizado el matrimonio gay. Quizás la
principal diferencia entre ambas leyes radica en que en Uruguay se aprobó una
ley de estatización de la marihuana, donde el Estado uruguayo tendrá el control
y la regulación de las actividades de importación, producción, adquisición,
almacenamiento, comercialización y distribución de la marihuana o sus
derivados. En Estados Unidos, la ley estipula la venta legal de la hierba y la
despenalización de ésta para su uso recreativo.
Por último, hay países donde fumar marihuana es un delito
mayor, con penas que van desde la pérdida de libertad hasta la obligatoriedad
de someterse a terapias de desintoxicación. Es el caso de Argentina, Chile,
Noruega, Finlandia, Suecia o China, República Dominicana, y otros. Muy pronto
veremos a otras naciones latinoamericanas hacer lo mismo.
Tarde o más temprano, aquí terminaremos
legalizándola (no estoy de acuerdo con
esa medida) y será entonces cuando conozcamos el verdadero rostro de aquellos
que siempre han practicado la doble moral, pues a lo calladito son consumidores
en potencia de sustancias ilícitas, mientras públicamente la combaten. En todo
caso, deseo “buen viaje” a todos aquellos consumidores.