En este año que comienza es necesario hacer un breve análisis de
nuestra relación con la memoria Taína que realmente no es buena, si la
comparamos con un matrimonio podríamos decir que está en trámite de un divorcio
inminente.
En la actualidad muchos dominicanos recuerdan a los Taínos como unos
tontos que cambiaron espejitos por oro, de hecho es común escuchar comentarios
como los siguientes: “tú crees que yo soy indio, pa’ cambia’ espejito por oro”.
Estamos tan alejados de nuestra memoria Taína que ni siquiera los llamamos por
su etnia al llamarlos indios.
La memoria Taína es valorada, pero solo en los libros, en la vida
cotidiana hay una clara desvaloración a este pueblo originario del cual
procedemos, ejemplos sobran de esta situación. San Juan de la Maguana es una de
las provincias que mantiene un porcentaje más alto de herencia genética Taína y
al mismo tiempo sus coterráneos son los que viven mayor desvaloración de
aquellos que viven en la capital del país, a los que se refieren con apodos
discriminatorios e ideas de menoscabo.
Es fácil juzgar aquellos gobiernos que abusan de los pueblos
autóctonos, que conviven con ellos y siguen estableciendo una relación de
dominación. República Dominicana aunque no convive con estos pueblos
originarios en su territorio, muestra claramente un menosprecio que se traduce
en el poco realce y promoción de esta parte tan importante de nuestra historia,
es solo ver que no hay un lugar en nuestro país dedicado a los Taínos que tenga
la misma envergadura de La Zona Colonial, monumentos importantes para los
conquistadores y no para el pueblo original de esta isla.