<span style="font-size: 12px;">El inicio de un nuevo año plantea diversas interrogantes relacionadas casi siempre al bienestar individual y colectivo de una sociedad sin importar cultura, raza y el país de procedencia; lo cierto es que el ser humano lucha cotidianamente y fundamentalmente por obtener un mejor nivel de vida.</span>
La gran ironía es que en muchos casos esa prosperidad nos llega en circunstancias adversas imposibilitándonos entonces poder disfrutar de lo que por años luchamos. De ahí, es que algunos pensadores entienden que se debe disfrutar el día a día en este planeta tierra que habitamos.
Soy de los que piensan que debemos vivir en forma equilibrada, es decir, esforzándonos por obtener logros tangibles en el plano individual, profesional, familiar y colectivo pero sin llegar jamás a sacrificar la propia existencia humana.
¿De qué vale acumular riquezas poniendo en riesgos la salud y nuestro equilibrio físico-mental, para finalmente convertirnos en dependiente de la ciencia médica y de los fármacos?
Así todo el esfuerzo, sacrificio y dedicación entregada a una causa determinada, como por ejemplo, construir, levantar y sostener un negocio se nos iría de las manos en el momento menos esperado.
Una de las metas más importantes, tangibles y perecederas por la que la sociedad debe luchar es alcanzar un nivel educacional que permita la transformación colectiva de todo el espacio social en que nos desenvolvemos.
En realidad, la gente cambia de posición, estatus y nivel económico y social cuando se educa. En naciones desarrolladas como Dinamarca; Islandia, Corea del Sur, Noruega, Israel, Nueva Zelanda y Estados Unidos las transformaciones individuales o colectivas han sido inspiradas primeramente a través de la educación.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que congrega a los 34 países más ricos del mundo tiene una evaluación en torno a las inversiones en educación, que nos parece oportuno compartir.
País
% del PIB invertido en educación
Dinamarca
8,00%
Islandia
7,70%
Corea del Sur
7,60%
Noruega
7,60%
Israel
7,40%
Nueva Zelanda
7,30%
Estados Unidos
7,30%
Bélgica
6,60%
Canada
6,60%
Finlandia
6,50%
Suecia
6,50%
Reino Unido
6,50%
Chile
6,40%
Irlanda
6,40%
Francia
6,30%
Holanda
6,30%
Mexico
6,20%
Australia
6,10%
Estonia
6,00%
Eslovenia
5,90%
Austria
5,80%
Polonia
5,80%
Portugal
5,80%
España
5,60%
Suiza
5,60%
Japón
5,10%
Alemania
5,00%
República Checa
4,70%
Italia
4,70%
Hungría
4,60%
Eslovaquia
4,60%
Grecia
4,30%
Fuente: OCDE
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En República Dominicana a pesar de las limitaciones económicas, las autoridades gubernamentales están cumpliendo con la entrega del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación.
El presidente Danilo Medina ha hecho un esfuerzo extraordinario para colocar en la agenda de prioridad del Gobierno el sector educativo. Y en ese tenor, en el recién finalizado 2013, se adelantó en más de un setenta por ciento la edificación de las diez mil aulas prometidas por las autoridades.
En este 2014, el presidente Medina afirmó que se construirán otras 10 mil aulas y en el 2015 diez mil más, con lo que se estarían levantando 30 nuevas aulas escolares en el país para así reforzar la innovadora iniciativa de la Jornada de Tanda Extendida.
Hay que citar la disposición gubernamental de aumentar a quince mil pesos mensuales al monto mínimo de las pensiones de los maestros, así como la distribución del desayuno escolar y almuerzo a los estudiantes de los centros educativos públicos.
Ninguna nación en el mundo se ha desarrollado sin hacer inversiones en el ámbito educacional, y por tanto, los dominicanos debemos ser conscientes de la firme posición de nuestras autoridades de cumplir con las metas de fortalecer y modernizar las estructuras educativas del Estado.
Pienso que el sector privado debería contribuir apadrinando centros educativos a nivel nacional, con la incorporación de la modalidad de otorgamientos de premios a profesores y alumnos destacados en el sistema de enseñanza.
Ha llegado el momento en que la sociedad dominicana revalúe y coloque en su justa dimensión la importancia de la educación, como mecanismo responsable no tan solo de la formación de los hombres y mujeres del mañana sino particularmente como herramienta primaria para el desarrollo de los pueblos.
A nivel de las universidades se deben adoptar políticas que mejoren las penosas condiciones laborales, especialmente salariales y académicas en que miles de docentes ejercen su profesión. Las universidades no pueden seguir siendo instituciones exclusivamente para el enriquecimiento de determinados grupos de poder en el país que han decidido incursionar en el negocio de la educación superior.
El Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología tiene que enfrentar con determinación la injusta y miserable escala salarial predominante en casi todas las universidades privadas del país, y obligar a esos centros a efectuar las inversiones en laboratorios, equipos tecnológicos y las herramientas que demanda un sistema educativo moderno.