<b>Comparto los
señalamientos del jefe del Ejército Nacional, general Rubén Paulino Sem, en el
sentido de que la construcción del muro en territorio haitiano cerca de la
franja fronteriza entre Haití y República Dominicana, contribuye a preservar la
seguridad en esa zona.</b>
La vigilancia de
nuestros soldados en la frontera, según aprecia el general Paulino, está
programada sobre una localización de 391 kilómetros, una tarea que entiendo
resulta difícil motivado a que no contamos con los equipos suficientes para
vigilar a los haitianos, aunque si con soldados suficientes.
Siempre me he
preguntado por qué nuestra frontera no está sellada, pues existen numerosos
puntos débiles donde es fácil penetrar hacia el suelo dominicano sin ser
detectado.
Naturalmente, una
muralla a lo largo de la frontera involucraría una inversión muy costosa, que
nuestro país no estaría en dispuesto a erogar por las razones que todos
sabemos.
Eso sería lo ideal para
impedir el paso de los desesperados pobladores haitianos que muchas veces se
valen del pago de peajes a los malos dominicanos, civiles y militares, para
llegar a Santo Domingo.
La única forma de
levantar un muro es contando con el soporte económico de las naciones ricas y
esa tarea no prosperara porque esos países abogan por la fusión de las dos
naciones. Por razones históricas, políticas y de costumbres, entre otras
razones, esa descabellada idea (la unión de los dos países) no se dará.
¿A quién le conviene el
muro? Obvio, a nosotros. Así nos libraríamos del ejército de indocumentados que
campea por las calles del país y de los que faltan por llegar.
Esa obra, sin embargo,
no impediría que los haitianos y otros extranjeros fragüen la penetración hasta
tierras quisqueyanas, pero al menos reduciría la emigración.
Estados Unidos, para
citar un ejemplo, construyó un muro en la frontera con México y no ha podido
impedir que los mexicanos indocumentados se abstengan de intentar cruzar hacia
el suelo norteamericano.
Los chinos tienen una muralla
de 21 mil 196 kilómetros de longitud, principal atractivo turístico de esa
nación, y aunque no debemos hacer ningún tipo de comparación respecto a
nosotros, es una obra que dio sus resultados.
Para el futuro, esta
idea no debe descartarse y debe ser tomada como tema de debate, dentro de las
aspiraciones del Estado dominicano de frenar la entrada de indocumentados
procedentes de la vecina nación.