No es casual que la
mayoría de los jóvenes o adultos que cometen delitos en nuestro país provengan
de familias desintegradas o desarmonizadas.
Los que se crían sin
una correcta formación dentro de las familias o en la escuela crecen sin hacer
mucho caso a los valores que aseguran el orden y la vida civilizada en la
sociedad.
La negligencia de muchos padres a la hora de criar se esta reflejando
sin reparos en la sociedad, causándole consecuencias irreparables que va en
detrimento de su buen funcionamiento.
Los jóvenes de hoy día educados sin mensura ni control se embarca en un
mundo de alcohol y drogas a temprana edad, suscitando actos de violencia que
dejan entre ver que los destinos de la
sociedad se vislumbra grises y amargos.
La liberación y desmoralización que se vive en nuestro país es una
pequeña muestra de lo desviado que esta el mundo, cumpliéndose así lo que el
libro de Apocalipsis predice de que existirían tiempos en que ya no habrían
hijos para padres ni padres para hijos.
Pero aun así el panorama se pinta desalentador, la pérdida de valores
es notoria, los padres no tienen control en sus hijos, y diariamente nace un
delincuente mas, ese factor disgregador de la familia sin duda ha agigantado el
índice de malhechores en el país, provocando que la paz y garantía del bien
común se pierda en un camino sin regreso.