<b>Se les peló el billete a los que pensaron que recogerían los muertos del
enfrentamiento entre los grupos del Partido Revolucionario Dominicano. ¡No hubo
heridos ni muertos! ¡No se tiró un solo tiro! Lo impidió “la facción de
Hipólito”. Es decir, el PRD verdadero, decidió no hacerle el juego al gobierno
de Danilo y el PLD que lidera Leonel Fernández.</b>
El gobierno distribuyó armas a
los sicarios de Miguel Vargas para que asesinaran a mansalva a cientos de militantes
y simpatizantes de la corriente que encabeza Hipólito Mejía. Había que ver a esos asesinos en la Casa
Nacional con sus fusiles automáticos, sus caza montaña cubriéndoles el rostro.
El gobierno de Danilo no solo le cedió
las instalaciones del Coliseo Teo Cruz, sino que además le envió un ejército de
policías y militares para que “protegieran” a Miguel Vargas y su banda.
Yo me pregunt ¿Protegerlo de quién? ¿Protegerlo de doña Milagros Ortiz
Bosch, de Hugo Tolentino Dipp y doña Ivelisse Prats de Pérez, entre otros que
rondan los 80 años de edad, la mayoría de ellos dedicados a la lucha por la
libertad y la justicia del pueblo dominicano? ¿Protegerlo de Hipólito, un ex
presidente de la República que, contrario a Leonel Fernández, ni robó, ni mató?
La reunión del Teo Cruz fue una farsa. Allí no estaba el PRD, allí
estaba Miguel Vargas y sus aliados del gobierno. En el Teo Cruz no se reunió el
Comité Ejecutivo Nacional; allí estaban piratas y filibusteros de la política,
traidores y traficantes de la esperanza popular. Allí estuvieron los
negociantes de la política con sus socios del
PLD. Allí estaban muchos infelices llevados a la fuerza, empleados de ayuntamientos controlados por Miguel Vargas y
el gobierno.
El Comité Ejecutivo verdadero estuvo reunido, pacíficamente,
ordenadamente, con entusiasmo revolucionario, en el Club Los Prados. Allí
estaban todas las figuras emblemáticas del PRD a nivel nacional. La lista
oficial entregada por la Junta Central Electoral sirvió de base para establecer
el quorum que fue de un 80%, como certificaron los notarios públicos allí
presentes.
El PRD de la dignidad y el decoro, el PRD del doctor José Francisco Peña
Gómez, (no importa que su viuda lo haya olvidado) estaba en el Club Los Prados tomando decisiones para que la convención de octubre
próximo sea un éxito rotundo.
No había un guardia, ni un policía con armas amenazantes dispuestos a
matar. No eran necesarios. Nadie fue a una guerra civil, ni mucho menos. (Aun
no)
Los que creyeron que los perredeístas se matarían, los que estaban
frotándose las manos, los que tenían el salcocho hirviendo y las bebidas en la
nevera para celebrar la matanza, no contaron con la sensatez de los dirigentes
del PRD que están al lado de Hipólito.
Se les peló el billete. Querían sangre para luego acusar al ex
presidente Mejía de la violencia que allí se generaría. (Las bocinas estaban
preparadas)
No fue Hipólito quién convirtió la Casa Nacional del PRD en un bunker;
no fue Hipólito quién llenó la Casa Nacional de francotiradores a sueldo para
asesinar a compañeros y compañeras desarmados. No fue Hipólito quién ordenó
agredir a una mujer respetable como Geanilda Vásquez.¡Hipólito no es el
violento!
Ya nadie tiene dudas. El grupo de Miguel Vargas no es una facción del
PRD; es un apéndice del PLD. Su tarea es destruir al PRD para que no haga
oposición y para que no vuelva al poder jamás. ¡Pero se le peló el billete!