<b>Los medios de
comunicación se han hecho eco de una historia que merece la atención de
nuestras autoridades. Se trata de la
canalización de adopciones al vapor de menores de nacionalidad árabe y de otros
orígenes extranjeros para luego gestionarles cédulas y otras documentaciones
dominicanas.</b>
Esa práctica se ha
descubierto ahora, pero de seguro que se ha estado en vigencia desde hace meses
o quizás años.
Es un caso fácil de
averiguar y de aplicar las sanciones de rigor. Sólo hay que investigar los
sistemas de registros de la Junta Central Electoral, las oficinas de abogados
que estarían sirviendo de contacto, así como a algunos empleados de la Dirección
General de Migración y a los tutores de esos menos.
El otro asunto se
refiere a la presencia en el país de una presunta red internacional de trata y
tráfico de personas con posibles vinculaciones en células terroristas, que
estaría usando al país como puente a través de Cuba, Francia, España, Sri Lanka
y Haití.
El Departamento
Nacional de Investigaciones (DNI) arrestó a integrantes de esa red
internacional y sería bueno que se le diga a la población qué está pasando.
Varios hindúes que
estarían involucrados en esa red fueron apresados en Puerto Plata. Y la tarea
fue fácil porque la presencia de esos individuos llamó mucho la atención al
transitar en masa por las calles, cosa que no suele ocurrir, a menos que se
traten de turistas y ellos no reunían esas características.
Como podemos observar,
se trata de dos situaciones delicadas y peligrosas que no debe queda en el
vacío.
Es posible que esas
personas sean investigadas y luego repatriadas, pero en el caso del terrorismo
lo razonable sería indagar las interioridades de esos planes, asesorándose de
los cuerpos investigativos de los Estados Unidos y otras naciones que figuran
como objetivos en la lista de esa red criminal, que tanta sangre, luto y dolor
ha causado en el mundo.