<b>Miami (EE.UU.), 5 mar (EFE).- La comunidad venezolana residente en EE.UU., la inmensa mayoría en Miami y sus alrededores, recibió hoy con sentimientos enfrentados la muerte del presidente Hugo Chávez, ya que a la esperada noticia se le suma el temor de que los sucesores impongan un régimen más opresor que el que regía hasta ahora.</b>
"No es motivo para celebrar, porque no se celebra la muerte de nadie, pero sí sentimos un alivio, un fresquito, porque sabemos que ahora vienen cambios para nuestro país", dijo a Efe Alexandra Ibarra, una de los más de cien mil venezolanos que viven en EE.UU.
Como ella, tras conocer la noticia de la muerte de Chávez, cientos de venezolanos decidieron acercarse este martes a "El Arepazo 2", uno de los restaurantes de ese país más conocidos de Doral, la localidad estadounidense con mayor concentración de venezolanos (20 %).
Constituida en 2003 y conocida como "Doralzuela" o "la Pequeña Caracas", Doral tiene un alcalde venezolano y el 80 % de sus cerca de 46.800 habitantes son hispanos.
La semana próxima incluso está previsto que se debata una propuesta para declarar Doral una ciudad bilingüe y establecer el español como idioma oficial junto al inglés.
Muchos de quienes acudieron hoy a este restaurante de Doral, todo un clásico en las reuniones de los opositores a Chávez en el sur de Florida, aseguraron que hasta el momento no habían podido hablar por teléfono con sus familiares en Venezuela y expresaron sus dudas de si se trataba de saturación de líneas o de un corte intencionado.
En cualquier caso, "a partir de hoy empieza un nuevo día. Esperemos que a partir de ahora sea todo buenas noticias para Venezuela", añadió Alexandra Ibarra, quien tiene a toda su familia en su país.
Pese a la contención pública que en las primeras horas tras la muerte de Chávez demostraron tener la gran mayoría de los venezolanos en EE.UU., también se oyeron otras voces que expresaban clara alegría y tono de celebración.
"Sí, siento mucha emoción y mucha felicidad", confesaba hoy a Efe Tamalis Marcano, otra venezolana que también vive en el sur de Florida y que reconoció haberse alegrado al escuchar que Chávez había muert "No por la muerte de una persona, sino por la liberación de mi país", aclaró.
Esta mujer dijo haber sufrido mucho a causa del régimen de Chávez y adelantó que tiene toda la intención de regresar a su país cuanto antes, igual que harán, en su opinión, muchos de sus compatriotas.
"Yo quiero volver a mi país lo antes posible, con toda seguridad", dijo a Efe esta médico venezolana de 45 años, quien incluso apuntó que en Miami tiene "muchos amigos que simple y llanamente estaban esperando a que Chávez muriera para volver a su patria, para quedarse".
En su opinión, el camino político que ha de recorrer ahora Venezuela "no va a ser fácil, pero se va a lograr porque los venezolanos somos muy echados 'pa’lante’".
Marcano apuntó que ella sí había logrado comunicarse con familiares en Venezuela y dijo que la información que posee es que "la situación se está poniendo muy tensa en las calles: han cortado la luz y puede ser que se produzcan enfrentamientos entre bandas armadas", una preocupación muy compartida.
Al contrario de lo que opina la citada doctora, el también venezolano y residente de Miami Vicente González -que también quiso hoy salir a la calle tras conocer la noticia de la muerte de Chávez-, descarta totalmente regresar a su país y considera que no serán muchos quienes quieran hacerlo.
"Queda por delante una gran incertidumbre, porque no sabemos qué va a pasar en Venezuela", advirtió este hombre de 50 años, quien considera que a su país "hay que reconstruirlo desde distintos puntos de vista".
Para controlar la contenida afluencia de gente que decidió salir a las calles de Doral tras la noticia de la muerte de Chávez, las autoridades locales reforzaron el despliegue policial en algunas de las avenidas más transitadas.
En el "Arepazo 2" llegaron a reunirse unas trescientas personas, ataviadas con banderas y ropas con los colores venezolanos, aunque efectivamente el tono de contención se impuso y la gran mayoría estaba más pendiente de las televisiones que de las decenas de periodistas que también acudieron a tomar el pulso de esta comunidad. EFE