<b>Una característica a destacar de la población
latinoamericana y caribeña es el crecimiento de la clase media. En efecto, un
reciente estudio del Banco Mundial, revela que en conjunto, la clase media de
la región ha crecido un 50 por ciento durante la última década.</b>
Distinguidos
amigos del Panel,
Señoras
y señores:
Agradezco al Foro Empresarial de Paz Global su amable
invitación a participar en esta Cumbre sobre Relaciones Presentes y Futuras
entre las Américas.
Los temas de este panel sobre intercambio comercial,
oportunidades de inversión y beneficios compartidos, son de gran importancia
para impulsar el desarrollo humano sostenible en la región.
Latinoamérica tiene una población aproximada de 600
millones de habitantes, que en gran parte reside en zonas urbanas; la mayoría
tiene menos de 35 años.
Una característica a destacar de la población
latinoamericana y caribeña es el crecimiento de la clase media. En efecto, un
reciente estudio del Banco Mundial, revela que en conjunto, la clase media de
la región ha crecido un 50 por ciento durante la última década.
Ese crecimiento, sin embargo, coexiste con el grave
problema de la desigualdad social que predomina en toda la región y que se
traduce en la exclusión de amplios sectores de la población que tienen limitado
acceso al consumo.
Esa brecha entre quienes pueden consumir con holgura y
los que tienen un consumo precario, sugiere los desafíos que enfrenta la región
para que el comercio y las oportunidades de inversión, se traduzcan en
beneficios compartidos y desarrollo incluyente.
Tal y como lo expresa el referido estudio, para lograr el
desarrollo sostenible, es necesario generar empleos formales, mejorar el nivel
educativo de los trabajadores, especialmente de las mujeres, mejorar la
productividad, renovar la infraestructura, impulsar el crecimiento económico y,
permítanme subrayarlo, garantizar la transparencia en las instituciones
públicas.
Otra característica de la región es la abundancia de
recursos naturales, apropiados para la agricultura, la minería y el turismo.
Pero la explotación de esos recursos plantea a la vez un
gran desafío, por cuanto debe ser realizada sin causar daños irreparables a la
biodiversidad, a las bellezas naturales y a las reservas acuíferas que forman
parte fundamental del patrimonio ecológico de la región.
Las características demográficas, las condiciones
naturales, la ubicación geográfica y la numerosa población de inmigrantes de la
región que reside en territorio norteamericano, son algunas de las ventajas que
tenemos para lograr incentivar el intercambio comercial, atraer inversión y
lograr que los beneficios de ambas actividades lleguen tanto a la región como a
los Estados Unidos de Norteamérica.
Deberíamos preguntarnos por qué, a pesar de existir
diversos mecanismos y acuerdos de integración e intercambio, persisten aún
dificultades para alcanzar el potencial de crecimiento del comercio y la
inversión, en un contexto de equidad y justicia.
Entre los factores que explican ese déficit están la
inseguridad jurídica, las trabas burocráticas, la corrupción, la falta de
transparencia, la existencia de barreras arancelarias y técnicas, y el
insuficiente ahorro interno para sostener las inversiones requeridas.
Señoras y señores, para llevar el intercambio y la
cooperación regional a su máximo nivel, los países de América tenemos que
dar respuestas concretas a las dificultades que acabamos de mencionar. Esas
respuestas deben ser adaptadas al contexto de cada país.
La experiencia nos demuestra que la cooperación y el
intercambio entre naciones es un proceso positivo que ayuda a elevar el
bienestar de los pueblos, siempre y cuando esté acompañado de políticas
internas que contribuyan a eliminar las asimetrías que pudieran existir entre
países de un mismo bloque.
El momento económico y político que vive nuestra América,
es una excelente oportunidad para que la región emprenda la renovación de las
instancias de integración existentes y propicie el surgimiento de nuevas iniciativas
a favor del desarrollo económico y social, que tenga como ejes centrales el
comercio y la inversión.
Para que el intercambio de ideas que sostenemos en este
panel se traduzca en planes y programas viables, me permito compartir con
ustedes las siguientes propuestas:
En primer lugar, propongo articular los sistemas
educativos, a nivel básico, técnico-vocacional y universitario, con los
sectores productivos y a la innovación tecnológica, a fin de mejorar la calidad
de nuestros recursos humanos como un componente esencial para elevar la
productividad del trabajo y la competitividad de la región.
Una forma de alcanzar esa meta es promover el intercambio
académico entre los países de América Latina que tienen centros educativos de
alta calidad y aquellos que no han logrado tal nivel de excelencia.
Igualmente, propongo ampliar el intercambio académico
entre universidades latinoamericanas y norteamericanas para formar
profesionales calificados para las demandas de la nueva economía.
En segundo lugar, somos conscientes de que la inseguridad
jurídica, los complicados sistemas de impuestos, las trabas burocráticas y la
falta de transparencia en los organismos públicos de regulación, dificultan un
eficiente flujo de los capitales que demanda la región para el desarrollo de su
infraestructura productiva.
En consecuencia, para atraer más inversión hacia la
región propongo que trabajemos conjuntamente para superar los obstáculos
mencionados.
En tercer lugar, debemos destacar que el auge económico
que se observa en muchos de nuestros países ha descansado, principalmente, en
la generación de empleos informales que se caracterizan por la inestabilidad y
la ausencia de protección social.
Para que nuestro desarrollo sea sostenible y podamos
superar la desigualdad, tenemos la obligación de incrementar sustancialmente el
empleo formal y de calidad.
A fin de lograr un mayor nivel de empleo formal, propongo
aumentar el apoyo a los sectores productivos con mejor financiamiento, acceso a
los mercados, a las nuevas tecnologías y un marco jurídico que promueva la
inversión productiva con responsabilidad social.
Por último, el desafío que enfrentamos, en materia de
competitividad no se circunscribe a la existencia de empresas exitosas en cada
uno de nuestros países, como de hecho existen. Se trata, más bien de que los
países como conjunto se aboquen a crear las condiciones para que sus economías
sean competitivas y complementarias.
Para alcanzar la competitividad en las Américas se
necesita que todos trabajemos en los doce puntos que el Foro Económico Mundial
señala como vitales a fin de lograr esa meta.
Esos puntos son:
·Calidad
institucional,
·Infraestructura
extensiva y eficiente,
·Estabilidad
del entorno macroeconómico,
·Salud
y educación de la fuerza laboral,
·Calidad
de la educación superior y el entrenamiento,
·Eficiencia
de los mercados de bienes,
·Eficiencia
del mercado laboral,
·Desarrollo
del mercado financiero,
·Acceso
a la tecnología,
·Tamaño
del mercado,
·Ambiente
de negocio dinámico, ágil y eficiente, y
·Innovación
tecnológica y creatividad.
Para que estos señalamientos del Foro Económico Mundial
se hagan realidad, propongo que sean asumidos en cada uno de nuestros países
como una tarea prioritaria, tanto para los gobiernos como para el sector
privado.
Señoras y señores las propuestas que acabamos de realizar
reconocen la existencia de esquemas de integración e intercambio en las
Américas. Sin embargo, para que estos sean herramientas de un genuino
desarrollo, deberán inspirarse en las premisas e ideales que promueven no sólo
el crecimiento económico sino igualmente la justicia social, la solidaridad, el
respeto a los derechos humanos y la equidad de oportunidades para nuestros
ciudadanos.
Muchas gracias
01
de diciembre de 2012
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