<b>Es mucho lo que se habla sobre
la violencia y la criminalidad en la República Dominicana, pero muchos tenemos
la percepción de que es poco lo que se hace para combatir esos males.</b>
En los últimos años, crímenes,
robos y atracos mantienen a los dominicanos en una constante zozobra,
multiplicándose las empresas de servicios de seguridad, compras de alarmas y cámaras de seguridad para viviendas,
automóviles y negocios,enrejados, adquisición de armas de fuego y de perros guardianes por
parte de quienes pueden hacerlo.
Pero también crece la violencia
contra la mujer, que en lo que va de este año 2012 ha cobrado cerca de 120
vidas, con graves daños sicológicos para sus hijos y familiares. Esta es una
historia de la que hablaremos en otro artículo.
Las angustias sobre la
violencia en general y inseguridad
producen tensión entre los ciudadanos que respetan las leyes, con enormes
sobresaltos cuando por cualquier razón tienen que viajar por carreteras o
simplemente disfrutar de noche en las ciudades, para visitar a algún amigo
oyendo a un cine, una discoteca o a un
supermercado.
La angustia es un estado afectivo
de carácter penoso que se caracteriza por aparecer como reacción ante un
peligro desconocido o impresión. Suele estar acompañado por intenso malestar
psicológico y por pequeñas alteraciones en el organismo, tales como elevación
del ritmo cardíaco, temblores, sudoración excesiva, sensación de opresión en el
pecho o de falta de aire (de hecho, “angustia” se refiere a “agostamiento. (25)
Los datos sobre las armas en manos de la población
ponen a cualquiera a pensar, pues al 30 de junio del 2011 el Ministerio de
Interior y Policía había emitido 181,381 permisos, 152,055 más que para enero
del 2011. (26)
El 35% de las licencias para porte y tenencia de
armas están vencidas, equivalente a 116,925 de las 333,436 expedidas, debido a
que no fueron renovadas por sus propietarios en enero de este año, como
establece la ley 36 sobre comercio, porte y tenencia de armas de fuego.
Mientras, están vigentes 216,484, correspondiente al 65%.
La mayor cantidad de licencias fueron expedidas para
la tenencia, con un total de 184,922, que representan 36,408 más que para el porte,
que ascienden a 148,514.
Es decir, literalmente puede decirse que somos una
nación armada legalmente, sin contar las armas ilegales llegadas de contrabando
por diversas vías, especialmente por la frontera con Haití. Y sin contar las
que tienen miles de militares y policías retirados a quienes se las otorgan por
Ley.
Esa proliferación de armas en manos de la población
civil, incluidos los delincuentes, contribuyen en gran parte a la ola de
criminalidad prevaleciente, a pesar del cada vez más reforzado patrullaje
militar en ciudades y poblaciones de provincias.
Combatir la inseguridad
ciudadana es uno de los grandes retos, presentes y futuros, que tiene la
República Dominicana. Una tarea que deberá enfrentar con valentía y con apoyo
ciudadano el nuevo gobierno del presidente Danilo Medina.
Entre los grandes temas
vigentes hoy día está la violencia, como la injusticia social, la impunidad, la
corrupción, el desempleo, los grandes problemas de salud, el consumo de estupefacientes, de pegamentos,
la familia, la sexualidad, etc.
“Esta violencia secular toma
fuerza y se engrandece, pues son muchos los que sacan ventaja de ella; sus
consecuencias para el hombre son gravísimas” (27) (La criminalidad en la
República Dominicana. El Rincón del Vago, en Internet.
La más
común de estas consecuencias la percibimos en la forma de asesinatos, sobre
todo en personas jóvenes; la delincuencia en la forma de bandas juveniles; la
corrupción de los gobiernos, en la que la justicia afecta seriamente el orden
social cuando permite la impunidad, entre otras.
La exclusión
social, ocasionada por el desempleo o la marginalización prolongada, el
abandono escolar y el analfabetismo, los cambios en la estructura familiar, son
parte de los factores originarios de la delincuencia (28).
Otro factor que ha
influido es la ruptura del vínculo social en los barrios. Contrario de lo que
suele creerse, la pobreza
no es una causa directa de la criminalidad, pero forma parte de ella, pues
ahora los narcotraficantes se valen de jóvenes carenciados para convertirlos en
adictos y regentes de puntos de drogas. En el pasado les pagaban con dinero;
ahora les pagan con drogas, que naturalmente tienen que vender para conseguir
dinero fácil y satisfacer su vicio.
Como causas institucionales
está el sistema judicial que no se ajusta a las necesidades, con déficit en las áreas de policía, cárceles
y justicia. A nivel mundial, la policía apunta sus objetivos al combate de la
gran criminalidad, alejándose de los ciudadanos, lo cual ha llevado a la pérdida
de confianza de la población.
Naturalmente, se
han hecho esfuerzos para garantizar la seguridad ciudadana. Hay un programa
oficial llamado Barrio Seguro, que ha llevado cierta tranquilidad a
determinados sectores periféricos de Santo Domingo y otras ciudades, con la
construcción de canchas deportivas, charlas educativas, más vigilancia
policial, otorgamientos de becas a estudiantes para cursar carrera de diversos
tipos, con algunas flexibilidades en cuanto al rendimiento académico de por
vida de cada uno de los beneficiarios. Hay también más de una decena de
cárceles del Nuevo Modelo Penitenciario, que han dado magníficos resultados
para la rehabilitación de los internos, convirtiéndolos en hombres y mujeres
útiles a la sociedad.
El
presidente Leonel Fernández creó mediante decreto el “Observatorio de Seguridad
Ciudadana de la República Dominicana”, para recabar, consolidar, procesar y
analizar las informaciones delictuales del país, con la finalidad de orientar y
apoyar acciones y políticas de prevención, reducción y control de la
criminalidad.
Entre
los objetivos del observatorio se
destacan la creación de políticas públicas sobre seguridad ciudadana y al mismo
tiempo contar con una herramienta que permita dar seguimiento a esas políticas,
programas y proyectos que hacen parte del Plan de Seguridad Democrática, así
como fortalecer los procesos de coordinación interinstitucional para la
recepción, registro y manejo sobre la violencia.
Mediante
el decreto 358-12 Fernándezdispuso que
dicho observatorio sea dirigido por el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana,
bajo la coordinación del Ministerio de Interior y Policía (MIP), el cual tendrá
funciones de Secretaría Técnica.
Hay quienes consideran que la
disparidad social es un factor determinante en el grado de criminalidad de una
sociedad, aunque no la única.
Los países más pacíficos de la
tierra en la actualidad coinciden notoriamente con las sociedades más
industrializadas, como por ejemplo Japón, Singapur, Nueva Zelandia y Canadá,
entre otros.
Un periodista Uruguayo, Mario
Rueda Peña, ha escrito que “es bastante compleja la etiología de la violencia
criminal en la sociedad moderna. Sus vertientes se hallan en lo congénito,
psicológico, ambiente familiar, tipos anómalos de agregación social y
existencia severamente castigada por la extrema pobreza” (28).
La inseguridad ciudadana
alcanza siempre altos índices en países con mucha pobreza y elevados
porcentajes de desocupación abierta o embozada. La desagregación familiar
sacude a estos predios carenciales, convirtiéndose en causa determinante de la
delincuencia juvenil, congregada en bandas o pandillas barriales (29)
Otro capítulo importante de la
violencia e inseguridad ciudadana, según muchos siquiatras, lo constituyen las enfermedades mentales,
desde los trastornos severos de la escolarización, pasando por los trastornos
de la personalidad (en especial los tipos límite o borderline y antisocial) y
determinadas psicosis (como la esquizofrenia paranoide), que manifiestan un
déficit de la capacidad de autocontrol y que se dan en pacientes que están
tratados ambulatoriamente (algunos de ellos con problemas mentales serios y sin
ningún control, incluyendo los más visibles, los desamparados que vemos en las
calles mendigando), o que han realizado hechos delictivos después de su salida
de centros hospitalarios psiquiátricos, al pasar régimen abierto.
Los siquiatras destacan la importancia del ambiente familiar, que cuando se
deteriora, con rotura matrimonial, pérdida de los lazos afectivos entre los
miembros, o malos tratos en la edad infantil, puede generar violencia en la
etapa juvenil o adulta.
La posesión de armas de fuego es un gran factor de riesgo, ya que la tenencia
de una pistola en casa aumenta la probabilidad de violencia grave y muerte, y
cualquier altercado doméstico, lo que podría haber sido una simple agresión, se
puede convertir en un homicidio.
El reto del gobierno es poner
en prácticas planes prácticos que contribuyan a mitigar la violencia, que debe
incluir una masiva campaña educativa con las advertencias necesarias a las
familias para que busquen la armonía y den seguimiento a los pasos y actitudes
de sus hijos, pero además señalándoles las penas gravesestablecidas por las Leyes en aquellos casos
de violencia intrafamiliar, que casi siempre terminen en uxoricidios, la forma
correcta de designar los feminicidios, palabra esta última que no figura en el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE).
Bibliografía:
(25) Wikipedia. Definición de
la angustia. En Internet.
(26) Fuente: Ministerio de
Interior y Policía de la República Dominicana.
(27)La criminalidad en la
República Dominicana. El Rincón del Vago, en Internet. Sin identificación del
autor.
(28)Guía Urbana, en Internet.
(29) Mario Rueda Peña. Los
Tiempos.com. En Internet.