Puerto Príncipe, 28 abr (PL) Cerca de 10 mil haitianos continúan hoy en
refugios improvisados debido a las fuertes lluvias, que dejaron una
decena de muertos, viviendas y sembrados destruidos, inundaciones y
deslaves.
De acuerdo con la Dirección de Protección Civil, varios campamentos de
damnificados del terremoto de enero de 2010 sufrieron daños y hay
decenas de localidades incomunicadas y avenidas convertidas en
torrentes.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), de Naciones
Unidas, por su parte, estimó que la situación es crítica en al menos 35
campos.
Según el Centro Nacional de Meteorología, las precipitaciones cederán a
partir de mañana, pero pueden continuar el próximo 1 de mayo.
Esa institución informó que los departamentos más afectados son los del
suroeste, principalmente Nippes, Grandâ€ÖAnse y la región Oeste.
Esta capital y otras localidades del país parecen por tramos ciudades a
medio salir de las aguas, con árboles derribados, automóviles volcados,
lanchas inflables en medio de las carreteras y más personas sin tener
dónde vivir.
La falta de alcantarillados y drenajes convierte a los barrios haitianos
en auténticas lagunas cada vez que llueve y cuando las aguas se vuelven
persistentes, como ahora, las inundaciones pueden alcanzar entre dos y
tres metros de altura.
Donde las inundaciones cedieron, grupos de personas intentan recuperar
sus pertenencias, otros ponen a secar los colchones, y algunos montan un
nailon sobre cuatro palos para protegerse de la llovizna, entre los
restos de lo que fue su casas.
En la vecina República Dominicana, una persona murió al intentar cruzar
un río con el ganado y unas 11 mil 150 personas fueron evacuadas, según
el Centro de Operaciones de Emergencia.
A inicios de mes, las lluvias dejaron otros seis fallecidos, unos 700
desplazados y un centenar de viviendas destruidas en la región norte de
Haití.
La OCHA denunció a finales de marzo anterior que unos 65 mil
damnificados del terremoto de enero de 2010 están en peligro por las
lluvias.
Esas personas viven desde hace más de dos años en carpas de lona en más
de 600 campos, distribuidos por esta capital y sus periferias.
La dependencia de la ONU alertó además ante el peligro de que las aguas provoquen un pico en la epidemia de cólera.
El Ministerio de Salud informó la víspera que desde el inicio de las
lluvias a inicios de esta semana se reportan al menos 150 casos cada
día.
Esa enfermedad, cuyo primer caso se registró en octubre de 2010, costó
la vida a más de siete mil personas y contagió a otras 500 mil, casi
cinco por ciento de la población.
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