Señor director: Las calles y los medios de comunicación están llenos de abogados del diablo defendiendo a los corruptos. No son abogados, sino que empíricamente realizan ese papel indecoroso. Todos hablan el mismo lenguaje a favor de sus defendidos y de ellos mismos. Hacen recordar a los circulistas del PLD, cuando era necesario adoctrinarse para ser miembro del partido más organizado y disciplinado de su época, guiado por el entonces respetado líder profesor Juan Bosch. La estrategia de ahora es instruir cómo coger más dejando menos huellas.
Se distinguían por andar con un libro debajo del brazo, que finalmente no les sirvió de nada, pues la mayoría ha perdido hasta la decencia. El slogan “vergüenza contra dinero “que enarboló su líder y guía, fue invertido por “dinero contra vergüenza” quedando sepultado sin posibilidad de que resucite. Los personajes que el rumor público y algunas auditorias señalan como corruptos, son defendidos por estos abogados, quienes los presentan como entes divinos y modelos de honestidad y de progreso bien habido. Si fuese así, el batallón de defensores les estaría haciendo mal en vez bien, pues se percibe como mecanismo de defensa reciproca entre ellos, que actúan y hablan de la misma forma e igualmente tienen grandes deudas con el pueblo.
El más imputado ha sido el senador Félix Bautista, y parecería más ético y serio apoyar que la Justicia se encargue del asunto, y así no harían de ridículos y papagayos en los medios masivos de comunicación. Esa ridiculez pudieran seguirla haciendo los cientos de periodistas pagados para tales tareas. Los legisladores, regidores y funcionarios en general, debieran dedicarse a hacer el trabajo para el cual se les paga, aparte del sobrepago que ellos se arrogan del dinero del pueblo. Con el dinero pillado por los corruptos desde el 1966 hasta hoy, pudiéramos tener emergía eléctrica 24 horas, no tendríamos deuda externa ni interna y educación recibiera mínimo un 6% del PIB. Además, pudieron hacerse y/o repararse todas las carreteras, acueductos, presas, cárceles, hospitales etc. que necesita el país.
Corresponde al Ministerio Publico y al aparato judicial empuñar la Constitución y las leyes correspondientes, llevar a los tribunales a quien lo amerite, y en buena justicia determinar culpabilidad y mandar a los corruptos a su hábitat natural que es la cárcel.
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez
Santo Domingo