Así es, todo lo que comienza termina y es mejor que ese final sea en sana paz, como parece que va a ocurrir con los últimos ocho años de gobierno del presidente Leonel Fernández.
Muchos no creíamos que el doctor Fernández insistiría en el 2007 en continuar al frente del Estado, sino que proporcionaría su relevo por el hombre indicado para ell El licenciadoa Danilo Medina.
Al fin y al cabo estos dos líderes del Partido de la Liberación Dominicana lograron ponerse de acuerdo en el plano de las aspiraciones políticas para la primera magistratura del Estado. Esto fue gracias a que Danilo desoyó a muchos que le aconsejaron montar tienda aparte cuando se frustró su propósito de ser el candidato presidencial en el 2008.
Danilo prefirió no seguir la senda frustratoria que acabó con las pretensiones del Partido Revolucionario Dominicano sobre todo cuando se enemistaron Jacobo Majluta y el doctor José Francisco Peña Gómez.
Todos debemos recordar que ese conflicto interno del PRD le abrió las puertas al siempre presente continuismo del doctor Joaquín Balaguer y sus últimos diez años de mandato.
Esa racional reflexión de Danilo permitió la reelección de Leonel Fernández en el 2008 y que completara lo que él consideraba su “obra de gobierno”.
Pero ya el tiempo se cumplió y en términos reales Leonel quedará de una manera u otra, fuera de la contienda política nacional. Unos querían que siguiera infinitamente, pero los más sensatos lo convencieron de que tal afán resultaría históricamente inoportuno y eventualmente peligroso a sus propios intereses.
Sólo le quedan al doctor Fernández los próximos 35 días de mandato efectivo, porque las elecciones dejarán como resultado la designación por el país de su nuevo mandatario, y tan pronto las urnas ofrezcan su veredicto el elegido comenzara a ser visto como la persona que dirigirá el Estado en los próximos cuatro años. El régimen actual comenzara una cuenta regresiva que se cumplirá el 16 de agosto de este año.
¿Qué le quedaría al expresidente?.
Si quien lo sustituirá es Medina, no tendrá mayores contratiempos más allá de las denuncias que se formularán sobre la corrupción administrativa y sus alcances, pero si por esas cosas que a veces se dan en la vida –y que la gente llama chepazo- el nuevo jefe de Estado no es Danilo, entonces se abrirá un compás de retaliación quiéralo o no el nuevo titular del Estado, dada la pugnacidad que ha surgido en el país a la que de alguna manera se tendrá que dar respuesta.
Los informes que tengo es que en los últimos 30 días que faltan para las elecciones serán impiadosamente hostiles, a pesar del llamado pacto por la civilidad que se firmó recientemente a instancia de Iglesia Católica. Así debe analizarse el factor Nuria respecto a Félix Bautista, un alfil en el ajedrez político del presidente Fernández.
O el caso Pepe Goico que es la respuesta a la exposición de Bautista ante la opinión pública nacional y en Haití. ¿Cuál llegará más lejos o más convincentemente en el tiempo que falta al electorado?.
Eso está por verse, pero es obvio que ambos bandos tienen cruentas armas afiladas para disputarse el episodio final. Parece que nadie se ahorrará ni un gramo de mostaza de moderación. Parece que nadie tiene en cuenta el significado de la palabra moderación ni siente la necesidad de aplicarla.
Los últimos 35 días de ejercicio normal de Leonel Fernández parece que los aprovechará hasta su última gota de néctar sabiendo que lo necesita la persona que será la vicepresidente de la República y que es su esposa Doña Margarita Cedeño de Fernández.
O deja un desempeño ejemplar que le permita a las generaciones futuras recordarle con agradecimiento y no con pesar como son los casos de Don Antonio por su lamentable suicidio, y de Salvador Jorge Blanco por el proceso posterior a su gobierno.
Mi deseo, y mi esperanza es que se le recuerde con respeto y legítima gratitud, seamos o no un “Nueva York chiquito”. Esa es la esperanza.