El tercer sencillo de su último álbum comienza con la llegada de Shakira a una multitudinaria fiesta en los bajos de un edificio aparentemente abandonado. Su cambio de look cautiva a la cámara, la joven parece la sucesora de Cleopatra, en versión siglo XXI, bajo una vestido verde de tirantes.
Mientras va esquivando a la gente, que derrocha amor por los cuatro costados, la chica deleita con sus gestos más desenfrenados, pero eso solo parece ser un abrir de boca, porque cuando menos te los esperas la colombiana se deshace de su ropa y de su peluca para subirse a un escenario y dejar boquiabiertos a todos.
Quedándose únicamente con un sujetador y un tanga -ambos en color negro-, la novia de Gerard Piqué se agarra a una barra demostrando que ha cogido al pie de la letra todos los pasos en las clases privadas con Chiqui Martin. Unas imágenes con un 100% de erotismo y que claman al cielo más lujurioso.
Hasta el momento, su novio no se ha pronunciado al respecto, aunque posiblemente se haya convertido en uno de los hombres más envidiados del planeta, porque la colombiana no ha dejado espacio a la imaginación. Dónde quedaron sus primeros videos de niña buena, irreconciliables e incomparables con sus últimos lanzamientos.