La nueva portada de la edición japonesa de Vogue llega cargada de polémica, donde Gaga se muestra ajena a las convicciones, indiferente a las críticas e incluso con un cierto toque de inocencia y sorpresa en su expresión.
Vestida paradójicamente con carne desnuda la cantante se lleva una mano a la cabeza, sosteniendo un filete, y otra a la cintura, con una pulsera de la misma materia orgánica.
No cabe duda de que la estrella del pop tiene mucho en común con Madonna. Ha conseguido poner el grito en el cielo a los religiosos con sus extraños 'hábitos' a la hora de vestir y ahora le llega el turno a los defensores de los derechos de los animales.
"No importa lo preciosa que se muestre la imagen, la carne de un animal torturado es la carne de un animal torturado", explica Ingrid Newkirk, presidente de la organización PETA, que defiende los derechos de los animales y en la que participa muy activamente Pamela Anderson.
Newkirk insiste también en que lo que ha hecho la cantante es algo antinatural: "El trabajo de Lady Gaga es hacer cosas extravagantes, y esto realmente corresponde a algo descabellado, porque la carne es algo que quieres evitar ponerte en el cuerpo".
Pero si hay algo por lo que Lady Gaga es distinta a todas las demás estrellas de la canción, es por marcar la diferencia a la hora de actuar, vestir, posar e incluso hablar. Todo en ella es extravagancia y de Lady Gaga se ha creado un mito no por sus listas de éxitos con sus canciones.