La ministra explicó que esta decisión implica la anulación de las medidas de restricción de la libertad de Roman Polanski y que por tanto el cineasta "es libre".
Tras ser detenido en Zúrich el pasado 26 de septiembre, donde había acudido para ser homenajeado, Polanski pasó dos meses en una prisión helvética, tras lo cual las autoridades le autorizaron a esperar una decisión final bajo arresto domiciliario, que cumple desde hace siete meses en una residencia que posee en la exclusiva estación de esquí de Gstaad.
Según explicó la ministra, las autoridades helvéticas pidieron información complementaria sobre el proceso al que fue sometido Polanski en Los Ángeles cuando sucedieron los hechos, una petición que fue rechazada por Washington alegando la confidencialidad del proceso.
Las autoridades suizas pidieron a las estadounidenses, el pasado 3 de marzo, un documento judicial en el cual, supuestamente, el juez encargado del caso aseguraba a las partes que con la pena impuesta a Polanski de 42 días de prisión en la división psiquiátrica de una prisión californiana, la condena quedaba saldada.
"En estas condiciones, no podemos excluir con total certidumbre que Roman Polanski ya haya purgado su pena y que por tanto la demanda de extradición sufre de un vicio grave", señaló Widmer Schlumpf.
Otro argumento que utilizó la ministra para justificar la no extradición, es el "principio de confianza", reconocido en la legislación internacional.