Los dominicanos no tenemos muchas razones para pensar que el 2007 será un año auspicioso. El Gobierno se las ha arreglado para que la gente no reciba con optimismo el nuevo año, pues precisamente este primero enero entra en vigencia un paquetazo de impuestos que afectará la economía de la población.
Al único que le irá bien será al Gobierno si logra a que con los nuevos gravámenes aumente el consumo y que el sector productivo resista la nueva embestida fiscal.
Muchos quisieran ser optimistas y pensar que el 2007 será un periodo donde podrán revertir las pesadumbres del 2006.
Pero lo real es que hay dificultades en el camino, que ojalá puedan ser superadas con la determinación de los dominicanos y dominicanas.
Nuestra nación es afectada por muchos males económicos y sociales, identificados muchos de ellos de manera reiteradas, pero a los que no hay forma de encontrarles solución.
La falta de solución radica en la corta visión de los políticos dominicanos, que han optado por prácticas atrasadas de gobernar, pese a su retórica de modernidad en los últimos años.
Incide también la ausencia de honestidad de una gran cantidad de funcionarios, proclives muchos de ellos a enriquecerse desde las posiciones de Estado que ocupan.
Ojalá que este año podamos avanzar, se prioricen las soluciones a los graves problemas de educación, salud y seguridad ciudadana y se deje atrás el lastre de la corrupción.