MADRID-España. La Navidad es la celebración del nacimiento del niño Jesús en Belén. Es también la fiesta de la familia, tiempo en donde la paz, la armonía el cariño y el amor se ponen de manifiesto en todos hogares dominicanos. Tiempo propicio para realizar un análisis retrospectivo y darnos cuenta el que lugar en que nos encontramos en el batallar de la vida porque el que no avanza retrocede.
Una Navidad feliz es aquella donde los miembros de la familia están unidos y comunicados uno con el otro, por distante que se encuentren. Que la familia sea reconocida, respetada y valorada por sí misma dado el hecho de ser esposo, esposa, padre, madre, hijo o abuelo y porque no, de los buenos vecinos.
Recordando el nacimiento del hijo de Dios, unos dos mil años atrás en Belén la mayoría de los habitantes de aquel lugar se le había olvidado la importancia del nacimiento del niño Jesús; en aquel entonces unos pastores que pasaban la noche con sus rebaños en el campo vieron una multitud de ángeles que cantaban “Gloria en las alturas a Dios y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad” (Lucas 2:8-14).
Según relatan las Sagradas escrituras los Pastores hallaron a María y a José su esposo, un humilde carpintero en un establo tal como habían indicado los ángeles. María, quien le había puesto al niño por nombre Jesús, lo había colocado en un pesebre (Lucas 1:31; 2:12).
Dos mil años más tarde, el 33 por ciento de la humanidad afirma seguir a Jesucristo. Estos sucesos que rodearon su nacimiento posiblemente sea el relato más repetido de la historia.
La formación religiosa de nuestro pueblo en su mayoría católico, celebra esta fiesta de fin de año con entusiasmo y coloridos, fuegos artificiales, flores de pascuas, el tradicional lechón asado, uva, manzana, el árbol navideño lleno de luces, guirnaldas, campanitas, y el tradicional nacimiento del niño Jesús con sus padres María y José, los tres Reyes Magos y la estrella de oriente. Convirtiéndole esto en el símbolo central de las NAVIDADES, dominicana.