SANTIAGO.- El barrio Pueblo Nuevo, que en marzo pasado fue escenario de protestas por la muerte a tiros de dos personas, a mediodía de hoy volvió a lanzarse a las calles, y reclamar justicia en el hecho protagonizado por dos antiguos rasos de la Policía Nacional. Los incidentes de hoy tuvieron su origen en que los ex agentes Andy Margarín Hernández y José Juan Francisco no fueron llevados al Palacio de Justicia de esta ciudad, donde en esta fecha se le conocería la vista preliminar.
Los dos están acusados de asesinar a Janet Polanco y su sobrina Elizabeth Polanco, de 11 años, así como del obrero Miguel Angel Paulino Reyes.
El hecho se produjo la noche del 20 de marzo del año en curso, cuando los dos rasos, que formaban parte de una patrulla, interceptaron a Paulino Reyes en una de las calles de Pueblo Nuevo, matándolo en el acto.
Con el aparente propósito de que los vecinos del lugar se refugiaran en sus casas, tanto Margarín como Francisco llevaron a cabo una indiscriminada balacera, resultando mortalmente heridas la tía y la sobrina.
En los incidentes de este martes fueron apresadas 10 personas, mientras que Ramón Almonte, camarógrafo del programa de variedades “Ustedes y Nosotros”, recibió un botellazo en la cabeza.
Las protestas porque no se ha iniciado formalmente el proceso judicial contra los antiguos agentes policiales, comenzaron con la quema de neumáticos y el desparrame de basura por diferentes calles de la barriada, lo que obligó la presencia de varias patrullas de la uniformada.
En el palacio de justicia se informó que los dos reclusos no fueron conducidos para conocer la vista preliminar, porque uno estaba enfermo y la citación que se le envió al otro era ilegible, por lo que no se pudo establecer la fecha.
Las protestas que se sucedieron tras el asesinato de las tres personas desbordaron los límites de Pueblo Nuevo, extendiéndose a otros sectores vecinos, degenerando en enfrentamientos entre civiles y policías, algunos de los cuales resultaron heridos.
Se recuerda que, en marcha hacia el cementerio para sepultar a Janet Polanco, los acompañantes del féretro intentaron llegar con este a las oficinas del procurador fiscal, lo que originó un enfrentamiento con los agentes de seguridad del edificio, que resultó con parte de sus cristales delanteros rotos.