Asumamos que la modificación constitucional para permitir la repostulación de Hipólito Mejía fue un error. ¿Pero ésa es la razón por la cual el PRD perdió las elecciones del 2004, como dicen muchos? ¿Es justo afirmar que el ex presidente Mejía es el único o el principal culpable de la salida del poder del PRD, como dicen otros?
Hipólito Mejía gobernó sin partido y sin funcionarios leales.
Los principales funcionarios del gobierno de Hipólito tenían sus propios proyectos políticos, incluyendo a la vicepresidenta de la República y secretaria de Educación, la persona de más influencia y poder en ese gobierno. Pero también tenían sus proyectos el ministro de Turismo, el de Obras Públicas, Salud Pública, Seguro Social, Interior y Policía, el Procurador General, el de Agricultura, más de un senador, más de un diputado, más de un síndico y más de un subsecretario. Agreguemos a los principales dirigentes del PRD, incluyendo a su presidente, que se convirtió en el principal enemigo del gobierno y del presidente Mejía.
Todos, con muy honrosas excepciones, apostaban al fracaso del gobierno. Algunos llegaban a la traición patrocinando reuniones políticas con el ex presidente Leonel Fernández, en cuyos brazos terminaron como tránsfugas. Los principales enemigos del gobierno estaban dentro del gobierno y del PRD.
Los principales enemigos del presidente Mejía eran sus funcionarios, que la mayoría aspiran al "carguito" que él ocupaba.
El presidente Mejía no era, en los hechos, el jefe de la administración pública. Cada secretario de Estado era libre y autónomo. O por lo menos actuaba como tal.
Hablaban horrores del presidente Mejía en las reuniones de sus respectivos grupos, pero se mantenían en los cargos. Ninguno renunció.
Una buena parte del gobierno y del partido querían "freír" a Mejía, borrarlo del mundo. Lo odiaban. Y sin embargo él los abrazaba sin importarle la puñalada trapera que luego le darían. A unos los llamaba "compañeros", a otros, "amigos", a no pocos, "compadres".
Con amigos así, ¿Quién necesita enemigos?
Compadre, ¡mire usted qué compadre!
Compañero, ¡compañeros son los perros y los perredeístas!
A todos los mantuvo en el gobierno y les dio facilidades, a todos les permitió que usaran los recursos públicos para sus aspiraciones. Después lo quisieron linchar.
Pocos han salido a defender la gestión que dirigió Hipólito.
Los éxitos en tal o cual Secretaría de Estado corresponden al titular. En cambio, los fracasos le pertenecen al presidente.
La reelección no fue la causa de la derrota del PRD.
Si no se produce la quiebra fraudulenta de bancos privados que costó al país más de cien mil millones de pesos, sin el 11 de septiembre en Estados Unidos y sin la conspiración de la oligarquía criolla, Hipólito aún fuera presidente, imponiéndosele a los poderosos enemigos de su propio gobierno y a quienes secuestraron al PRD para que no fuera un soporte del presidente de la República.
Con un gobierno dividido, con un PRD aniquilado, con dirigentes y funcionarios conspirando, con el país devastado por la crisis, con el dólar al 42 por uno, el costo de la vida por las nubes, el petróleo altísimo, Hipólito obtuvo más de un millón 200 mil votos. Si eso no es una proeza, que me digan cómo se llama. Solo un hombre como Hipólito Mejía, de su liderazgo y de su fuerza política, podía lograrlo.
Ya fuera del poder, todas esas fuerzas, las internas y las externas, sumadas ahora las del gobierno, se mantienen unidas para desacreditar al ex mandatario, para que no pueda ser nadie en el PRD ni en el país. Quieren repetir la historia del ex presidente Jorge Blanco.
Sin embargo, no pueden -como quisieran- acusarlo de ladrón, no pueden afirmar que se robó mil millones, que formó fundaciones con el dinero del pueblo, que tenía millones en Baninter, ni que sus empresas son fruto del ejercicio del poder. Sus enemigos del PRD, del gobierno y de la "suciedad civil", no lo pueden acusar de asesino. Hipólito cometió muchos errores, es cierto, pero ni mató ni robó.
Y eso duele, porque no todos sus enemigos, dentro y fuera del PRD, pueden decir lo mismo.
PD: Defiendo al ex presidente Hipólito Mejía de gratis.
No ocupé ningún cargo, no manejé un centavo del presupuesto nacional ni me hice rico al amparo del poder.
Los proyectos que inicié en radio y en televisión, no recibieron el respaldo económico necesario, y fracasaron.