Si realmente fueran a participar todos los jugadores de Grandes Ligas y existiera un verdadero orgullo patrio por representar sus respectivas naciones, Estados Unidos y República Dominicana fueran los lógicos favoritos para disputase el Clásico Mundial de Béisbol. Razones obvias, cuando cada año se pasa balance al resultado de una campaña del gran espectáculo de las bolas y los bates, dominicanos y estadounidenses, en ese orden, tienen dominio de los principales renglones ofensivos y de pitcheo, en ambas ligas, con destellos de Venezuela y Japón.
Antes Puerto Rico también estaba a la vanguardia, pero por razones diversas se ha salido de la competencia y no han surgido los relevos de Roberto Alomar, Carlos Baerga, Juan Igor González, Rubén Sierra, Edgar Martínez, entre otros.
Carlos Delgado, Carlos Beltrán, Javier López y los hermanos Molina hacen un esfuerzo por mantener vigente la supremacía boricua, pero frecuentemente se presentan con altas y bajas.
Ahora, cuando usted menciona los nombres de Albert Pujols, Manny Ramírez, Vladimir Guerrero, Miguel Tejada, Sammy Sosa, David Ortiz, Pedro Martínez y Bartolo Colón, entre otros, sabe que se está refiriendo a la crema del gran show.
El Clásico Mundial de Béisbol, sin dudas, surge como una respuesta al Mundial de Fútbol que durante un mes de pura competencia concita toda la atención del universo, incluyendo República Dominicana, país con poca tradición en ese deporte.
Este verano el Mundial de Fútbol estará montándose en Alemania, y no existen dudas de que los principales exponentes de ese deporte estarán representando sus respectivas naciones de manera casi fanatizada, salvo causa de fuerza mayor.
Regresando al Clásico Mundial de Béisbol, aunque muchos están optimistas, otros, entre los que me incluyo, están pesimistas sobre la conformación del equipo dominicano.
Se desconoce si después de llegar a los campos de entrenamientos, algunos equipos se amparen en lesiones de las llamadas “día a día” para impedir que algunos jugadores se separen de sus escuadras cuando están a las vísperas del inicio de la temporada oficial.
Hay muchas implicaciones más que ponen en dudas el agrupamiento del equipo ideal dominicano, que es el caso que nos atañe.
Hay muchos cabos sueltos que ojalá puedan ser atados a tiempo.
Se sabe que la Patria no está en juego, pero de todas formas esta es una buena oportunidad para de una vez y por todas comprobar si Pedro Martínez, un ejemplo tomado al azar, se siente más orgulloso de ser dominicano que de ser un mets.