Daniel Pou insiste en que el país necesita una transición profunda en su modelo político
Santo Domingo.-La conversación pública dominicana sigue atrapada en el pulso cotidiano de la política partidaria, pero para el politólogo Daniel Pou hay un punto más urgente: el país avanza hacia un escenario electoral donde podría irrumpir un outsider con suficiente fuerza para descolocar a todos.
No sería alguien surgido de los partidos tradicionales, advierte, sino una figura capaz de atraer a un electorado cansado de los mismos discursos y de una política que, asegura, “ha perdido su capacidad de conexión orgánica con la gente”.
Pou, entrevistado por el periodista Federico Méndez en Esferas de Poder, cree que el 2028 abre una ventana inédita. No se trata de un pronóstico temerario, sino de la lectura de un clima social donde el desencanto, la fragmentación y la falta de un relato convincente están creando un espacio fértil para una figura que llegue por fuera del sistema.
“Desde hace tiempo pienso que para el 2028 podemos tener un outsider”, insiste. Uno que no provenga de los partidos mayoritarios y aun así logre el apoyo suficiente para dar una sorpresa.
En su análisis, el problema no está en el ruido político, sino en que lo verdaderamente político —lo que define gobernanza, democracia y proyecto de país— está vacío, sin propuestas que movilicen adhesiones auténticas.
La ausencia de un discurso que conecte con el país real
Pou sostiene que los actores dominan la escena mediática, pero sin una narrativa que responda a los anhelos ciudadanos. La política, dice, debe colocarse “en el epicentro de la agenda y del sentir popular”. En cambio, la discusión pública se ha concentrado en ataques, reproches y cálculos partidarios, mientras la visión estratégica del país sigue sin aparecer.
El politólogo señala que el modelo político actual adolece de falta de políticas públicas claras, escasez de definiciones y un orden institucional que se mueve según la coyuntura, no por una brújula conceptual. La consecuencia es un deterioro de la confianza y un terreno abonado para figuras ajenas al sistema.
Un largo camino hacia 2028, marcado por tensiones y vacíos
Para Pou, el trayecto político rumbo a las próximas elecciones será “el más largo y exigente” de los últimos procesos. La oposición, afirma, dedica demasiada energía a remarcar supuestas incapacidades del gobierno de Luis Abinader, pero no se concentra en la esencia de lo político: construir una alternativa creíble.
Reconoce que Abinader dejará una impronta, pero advierte que el verdadero desafío será observar cómo se reacomodan los actores del oficialismo y la oposición en un escenario sin liderazgos sólidos. “No hay un anclaje fuerte con la población”, subraya, señalando que este es precisamente el momento ideal para iniciar una transición del modelo político dominicano.
Pou también llama la atención sobre la falta de una visión estratégica de país. La política, dice, se mueve por “halones coyunturales”, sin metas coherentes a largo plazo. Esa flaqueza estructural se refleja en discursos populistas y respuestas improvisadas, incapaces de sostener un proyecto compartido.
El experto advierte que esta combinación —falta de liderazgo, discurso vacío y desgaste institucional— dará paso a situaciones que podrían desbordar incluso las interpretaciones de los analistas. El tejido político, asegura, está sometido a presiones internas y externas que lo vuelven más frágil de lo que parece.
En ese contexto, la irrupción de un outsider no solo es posible: podría convertirse en una respuesta del electorado ante el agotamiento del modelo actual. Un escenario tan incierto como revelador del momento que vive República Dominicana.
