La vigésima octava edición del diplomado impulsa a 175 jóvenes
Santo Domingo.- El salón principal del Instituto Politécnico Loyola volvió a llenarse de voces jóvenes, mochilas colgadas del hombro y ese aire de expectativa que se respira cada vez que una promoción cierra un ciclo. Allí, el Banco Popular Dominicano, el IPL y el IEESL celebraron la graduación de la vigésima octava edición del Diplomado de Emprendimiento, una iniciativa que desde 2016 ha dado herramientas a más de 1,600 jóvenes y que este año sumó 175 nuevos participantes.
Tras ocho semanas intensas, los estudiantes de nivel secundario y técnico superior recibieron sus certificados tras completar un programa que, lejos de la teoría fría, se apoyó en situaciones reales del mercado. Aprendieron desde manejo tecnológico hasta innovación de servicios, pasando por estrategias de ventas, análisis de públicos y control financiero. Para muchos, fue la primera vez que miraron sus ideas con la seriedad de un posible negocio.
El Banco Popular ha puesto este diplomado como una pieza clave en su visión de responsabilidad social. Cada edición, explican sus directivos, busca sembrar capacidad emprendedora donde antes solo había un deseo difuso de “hacer algo”. Contabilizan 1,661 jóvenes formados desde 2016, un número que también se traduce en microemprendimientos que comienzan a aparecer en distintos puntos del país.
Durante el acto, José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Comunicaciones Corporativas, Reputación y Banca Responsable del Grupo Popular, habló con un tono que mezclaba orgullo y propósito. Dijo que esta formación “refleja el compromiso de la entidad con un desarrollo sostenible que abre oportunidades reales”. A su juicio, impulsar el talento emprendedor es una forma concreta de crear valor comunitario: “Cuando un joven logra convertir una idea en un proyecto, también transforma su entorno”.”
En representación del IPL y del IEESL, la coordinadora administrativa Daybelys Valdez destacó el peso de la alianza con el sector financiero. Para ella, este diplomado es un ejemplo del valor que puede generar la cooperación entre academia y banca. “Formamos jóvenes capaces de transformar ideas en proyectos empresariales, y eso se traduce en progreso social”, afirmó ante los nuevos graduados.
El diplomado está dirigido a estudiantes del sexto grado de secundaria, tecnólogos e ingenieros, especialmente aquellos que sienten que su perfil técnico necesita un impulso creativo y estratégico. Por eso, la presentación de los proyectos finales siempre se convierte en una pequeña muestra de ingenio.
En esta edición destacaron propuestas como Cybermecha-Link-Kit, una solución tecnológica creada por jóvenes que, hace apenas dos meses, no se imaginaban desarrollando prototipos. También se presentaron Delicias hechas en casa, un proyecto culinario con visión de marca; EcoNova Bags, orientado al diseño de bolsas reutilizables; y un proyecto artesanal de producción de mermeladas que sorprendió por su enfoque integral de mercado. Cada uno nació aplicando las metodologías enseñadas durante el diplomado, desde la validación de ideas hasta la proyección financiera.
Al final de la ceremonia, mientras los estudiantes posaban para las fotos con sus certificados en alto, quedaba claro que este programa va más allá de una formación académica. Es, para muchos, el primer paso firme hacia una vida profesional construida desde la creatividad y el esfuerzo.
