La leyenda venezolana entra al Salón de la Fama Latinoamericano en República Dominicana.
JUBEY, BOCA CHICA, R. D. – El nombre de Edgardo Alfonzo ya resuena junto al de los grandes del béisbol latino. En una mañana cargada de simbolismo y emoción en la Academia de los Mets en República Dominicana, la organización de Nueva York rindió un sentido homenaje al exjugador venezolano, inmortalizándolo en el Salón de la Fama Latinoamericano de los Mets.
La ceremonia, celebrada en el corazón del semillero de talentos caribeños del equipo, no solo reconoció el brillante legado de Alfonzo como atleta, sino también su constante labor como mentor y embajador del béisbol en la región. El acto contó con la presencia de altos ejecutivos de los Mets, entre ellos Donovan Michell, Jonathan Strangio, Juan Henderson, Miguel Matos, Junior Noboa, Max Vogel-Fredman y Kremlin Martínez, quienes subrayaron la huella indeleble que el venezolano ha dejado en la historia moderna del club.
Para hacer aún más memorable la jornada, la academia recibió la visita sorpresa del estelar jardinero Juan Soto. Su presencia, compartiendo el momento con los jóvenes prospectos, añadió un brillo extra a la exaltación de la leyenda criolla.
Un Legado de Corazón y Excelencia
"Es un gran honor ser incluido en el Salón de la Fama Latinoamericano de los Mets", expresó un emocionado Edgardo Alfonzo. "A lo largo de mi carrera, siempre fue un honor jugar con el corazón por mi familia, mis fanáticos y mi país, Venezuela. Este logro es para todos los que me apoyaron y ayudaron a cumplir mis sueños. Muchas gracias a Steve y Alex Cohen, a toda la organización de los Mets y a los fanáticos por este reconocimiento".
Alfonzo, hoy con 51 años, se consolidó como uno de los peloteros más emblemáticos de los Mets de finales de los noventa. Su nombre brilla en el top ten histórico de la franquicia en múltiples categorías ofensivas: hits, carreras anotadas, dobles, impulsadas, promedio de embasado, bases totales y promedio de bateo. En su palmarés destacan una selección al Juego de Estrellas en el año 2000 y el Bate de Plata de 1999.
Nacido en Santa Teresa del Tuy, Venezuela, 'Fonzie' debutó con los Mets en 1995 y rápidamente se convirtió en un pilar esencial del infield. Su combinación de ofensiva consistente y defensa impecable lo posicionó como uno de los mejores de su generación. En 1999, temporada en la que conectó 27 cuadrangulares, se llevó el Silver Slugger y culminó octavo en la votación para el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional. Durante su etapa en Queens, acumuló 1,136 hits, 120 jonrones y 538 carreras impulsadas, manteniendo un impresionante promedio de bateo de $.292$.
Inspiración para las Nuevas Bases
La decisión de celebrar la exaltación en República Dominicana reafirma el compromiso de los Mets con el desarrollo del talento caribeño. Tras su retiro, Alfonzo no se ha apartado de la organización; de hecho, llevó a los Brooklyn Cyclones al campeonato de la Liga de Nueva York-Penn en 2019 y sigue activo como instructor invitado durante el Spring Training, trabajando de cerca con los peloteros de Ligas Menores.
"Edgardo representa lo mejor del espíritu latino en el béisbol: entrega, humildad y excelencia", comentó Juan Henderson, director de operaciones de los Mets para América Latina y el Caribe. "Su historia inspira a nuestros jóvenes prospectos, y por eso era justo que esta ceremonia se realizara aquí, donde cultivamos el futuro del béisbol. Este salón no solo celebra el pasado, sino que inspira el futuro. Queremos que cada joven que camine por estos pasillos sienta que puede llegar tan lejos como lo hizo Edgardo".
La Academia Dominicana de los Mets, que se ha transformado en un referente regional de formación deportiva y humana, es la sede permanente de este reconocimiento. Antes de Alfonzo, solo dos figuras históricas habían recibido este honor: Osvaldo José Virgil, el primer dominicano en jugar en las Grandes Ligas, y Juan Alicea, el legendario narrador en español de los Mets.
El homenaje cerró con una ovación que resonó en los terrenos donde se forjan los sueños, reconociendo a un jugador cuya historia continúa siendo un faro para las nuevas generaciones que aspiran a vestir el uniforme naranja y azul.