Reunión en Santo Domingo impulsa cooperación y modernización regional
Santo Domingo, RD. La capital dominicana volvió a funcionar como punto de encuentro para un Caribe que, frente a retos crecientes, intenta sincronizar mejor sus mecanismos de control y seguridad. Delegados de doce administraciones aduaneras llegaron esta semana para participar en la Reunión del Comité Ejecutivo y los grupos de trabajo del Consejo del Caribe para la Aplicación de las Leyes Aduaneras, conocido como CCALA o CCLEC. Lo hicieron con una agenda clara: reforzar sus capacidades institucionales, fortalecer el talento humano, mejorar la vigilancia fronteriza y agilizar el intercambio de información entre países.

El foro reúne a aduanas de habla inglesa, francesa y neerlandesa. También participan naciones que no pertenecen a esas áreas lingüísticas, como República Dominicana y Cuba, que desde hace años se integraron al espacio regional para combatir fenómenos criminales que operan sin reconocer fronteras. La mezcla de culturas administrativas y niveles de desarrollo crea un escenario variado, pero con un objetivo compartido: no dejar espacios libres al contrabando ni al tráfico ilegal en sus múltiples formas.
Durante la apertura, el director general de Aduanas dominicano, Yayo Sanz Lovatón, tomó la palabra para recordar que la región arrastra una deuda pendiente. Se trata del acuerdo aprobado en Cuba en 2019 que transformaría el actual consejo en la Organización de Aduanas del Caribe. El paso requiere el voto favorable de al menos diez países miembros. Sanz Lovatón explicó que el presidente Luis Abinader y el canciller Roberto Álvarez respaldan la ratificación y que la República Dominicana continuará impulsando el proceso.
“Queremos que todas las administraciones aduaneras se sumen a este esfuerzo. Es algo que el Caribe necesita con urgencia. El comercio mundial se mueve más rápido que nunca y eso coloca a la región en la primera línea de los flujos internacionales”, señaló. Su mensaje obtuvo reacciones positivas entre los delegados, quienes reconocen que, sin una estructura más formal, la capacidad de respuesta ante nuevas amenazas queda limitada.
El encuentro, encabezado por Roderick Lionel Croes, presidente del CCLEC, y Claude Paul, secretario permanente, dedicó varias sesiones a revisar lo que se ha hecho en años recientes y lo que aún falta por construir. Los temas recurrentes fueron cooperación regional, inteligencia aduanera, ciberseguridad y fortalecimiento de capacidades. Hubo un consenso amplio sobre la utilidad del intercambio de información, que sigue siendo el pilar operativo para detectar y bloquear actividades delictivas que cruzan de una isla a otra sin mayor dificultad.
Los representantes reconocieron que el contrabando, la falsificación de documentos, el tráfico de bienes de alto valor y otras prácticas criminales han encontrado nuevas rutas y métodos. El Caribe, con su geografía fragmentada y su economía dependiente del movimiento de mercancías, aparece como un punto atractivo para estas operaciones. De ahí la insistencia en avanzar hacia sistemas de análisis de riesgo más completos, comunicación en tiempo real y entrenamientos conjuntos.
A la reunión asistieron delegaciones de Aruba, Antigua y Barbuda, Barbados, Bermuda, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Países Bajos, Haití, Jamaica, Montserrat, Santa Lucía y República Dominicana. La lista recuerda la variedad política del Caribe, donde conviven territorios autónomos, estados independientes y dependencias de Europa, todos con responsabilidades distintas pero preocupaciones parecidas.
El CCLEC nació en la década de 1970 y quedó formalizado en 1989 con un memorándum de entendimiento. Tiene su sede en Santa Lucía y actúa como una plataforma que impulsa cooperación, seguridad fronteriza y facilitación del comercio. Su Comité Ejecutivo lo integran países y territorios tan diversos como Anguilla, Bahamas, Francia, St Kitts and Nevis o San Vicente, además de los presentes en Santo Domingo.
La reunión en República Dominicana dejó claro que, aunque los sistemas aduaneros del Caribe avanzan a ritmos diferentes, el interés en coordinarse crece. Falta camino por recorrer, pero el tono general fue de compromiso y urgencia. En un entorno global cada vez más complejo, la región entiende que solo podrá enfrentarlo si actúa como un bloque más unido y mejor equipado.
