El veterano logró su victoria 28 y la ofensiva azul respondió a tiempo
SANTO DOMINGO.– El Licey volvió a ganar con el sello de la casa: pitcheo firme y batazos oportunos. César Valdez, con la serenidad que lo caracteriza, firmó otra apertura de calidad para encaminar el triunfo 3-2 de los Tigres sobre los Gigantes del Cibao la noche del martes en el Estadio Quisqueya Juan Marichal.
Valdez (1-0) trabajó con absoluta precisión. No otorgó boletos, ponchó a uno y controló cada episodio como si estuviera repasando un libreto que domina desde hace años. La victoria, además, tiene sabor histórico: llegó a 28 triunfos con el uniforme bengalí, cifra que lo coloca junto a Juan Jiménez, Arturo Peña y Mario Soto en la lista de más victorias del circuito. Un club reservado para brazos de larga memoria.
La ofensiva azul le apoyó justo cuando más lo necesitaba. En el cuarto inning, Cal Stevenson abrió la puerta con un jonrón solitario ante Wily Peralta (0-1), quien pese a una labor decente —cuatro entradas, tres boletos y cuatro ponches— cargó con la derrota.
El golpe decisivo llegó en el séptimo. Con el juego igualado y la tensión dando vueltas por el estadio, Sergio Alcántara y Michael De La Cruz respondieron con triples remolcadores que desataron el júbilo en la cueva añil. Dos batazos que parecieron sacarse el frío de encima y que terminaron marcando la diferencia.
Del otro lado, los Gigantes encontraron algo de vida gracias al madero de Pablo Reyes, quien pegó un jonrón solitario y un doble. Julio Carreras aportó un par de imparables, mientras que Deyvison De Los Santos y Johan Rojas sumaron un hit cada uno. Aun así, la ofensiva cibaeña no logró armar el rally que exigía el momento.
El bullpen azul hizo el resto. Luis Frías se encargó del sexto, Wander Suero mantuvo el ritmo en el séptimo y Misael Tamarez sorteó el octavo sin contratiempos. Para cerrar, Jean Carlos Mejía trabajó el noveno episodio en blanco y se apuntó su cuarto salvamento de la campaña.
El triunfo deja al Licey con marca de 9-11, intentando escalar posiciones en una tabla que sigue apretada. Los Gigantes, en cambio, caen a 7-12 y se hunden aún más en el fondo, con urgencia de encontrar estabilidad antes de que el calendario empiece a jugar en su contra.
Una noche azul, construida a base de veteranía, paciencia y batazos en el momento justo.
