La Administración anuncia la medida contra el grupo venezolano y el presidente abre la puerta a "conversaciones" con Maduro.
NUEVA YORK.-El pulso entre Washington y Caracas sube de tono. El Gobierno de Estados Unidos ha anunciado que el próximo 24 de noviembre designará formalmente al Cártel de los Soles como una organización terrorista extranjera (FTO). Esta movida legal representa un paso más en la ofensiva de la Casa Blanca contra el statu quo venezolano, a cuyos líderes acusa de dirigir y corromper al Estado a través de esta estructura criminal.
La decisión, comunicada este domingo por el Departamento de Estado, llega tras meses de sanciones y una retórica cada vez más dura. Washington ya había castigado al grupo en julio, alegando sus nexos con las altas esferas del poder venezolano. Esto ha servido de pretexto para ataques y el tráfico de drogas en el Caribe.
La acusación: corrupción y narcoterrorismo
El Departamento de Estado ha sido explícito en su comunicado, señalando directamente al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y a su “régimen ilegítimo” como los cerebros detrás de la organización.
“Han corrompido las Fuerzas Armadas, los servicios de inteligencia, el poder legislativo y el poder judicial de Venezuela”, reza el texto diplomático, que equipara al Cártel de los Soles con bandas notorias como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa, también incluidas en la lista FTO.
La justificación es sencilla y contundente: el grupo es “responsable de actos de violencia terrorista en todo el hemisferio, así como del narcotráfico hacia Estados Unidos y Europa”.
Dicha designación no es solo simbólica; es una herramienta poderosa que le permite a Washington intensificar la presión, restringir aún más el acceso a la financiación y congelar activos asociados a la banda.
“Estados Unidos continuará utilizando todas las herramientas disponibles para proteger sus intereses de seguridad nacional y negar financiación y recursos a los narcoterroristas”, concluyó el Departamento, liderado en ese momento por Marco Rubio, subrayando que la lucha contra el narcotráfico y la seguridad hemisférica son prioridades innegociables.
Trump abre un escenario inesperado
En un giro narrativo que añade una capa de complejidad a la crisis, el presidente Donald Trump ha sugerido la posibilidad de un contacto directo con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro. Esta apertura llega en un momento de máxima tensión, con una recompensa de 50 millones de dólares sobre la cabeza de Maduro por su supuesta responsabilidad directa en las acciones del Cártel de los Soles y el financiamiento de su gobierno a través del narcotráfico.
“Es posible que debatamos, que tengamos algunas conversaciones con Maduro. Veremos en qué resulta. A ellos les gustaría hablar”, señaló el inquilino de la Casa Blanca ante la prensa.
La declaración de Trump introduce una notable dualidad en la estrategia de su Administración: mientras se intensifica la presión legal y militar con la designación terrorista y el despliegue de buques en el Caribe —acciones que se han asociado a más de 70 muertes en supuestos ataques a narcolanchas—, al mismo tiempo, se tiende un tenue hilo diplomático.
No obstante, Trump descartó que el objetivo inmediato de la designación terrorista sea confiscar activos personales de Maduro. "Nos permite hacerlo, pero no hemos dicho que vayamos a hacerlo", matizó el presidente, dejando claro que el timing y el alcance de las medidas de presión están siendo cuidadosamente calibrados.
La designación FTO, con fecha del 24 de noviembre, cimentará el marco legal para una escalada, pero la insinuación de un diálogo por parte del máximo líder estadounidense mantiene viva la interrogante sobre el verdadero desenlace de la crisis venezolana.

