El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, reaccionó con un mensaje publicado en Facebook
Santo Domingo.- La tensión política en torno a Venezuela volvió a escalar la semana pasada, luego de que el presidente estadounidense Donald Trump asegurara que ya decidió qué acciones tomará frente al gobierno de Caracas. Sus declaraciones, ofrecidas a periodistas a bordo del Air Force One, se produjeron tras varias reuniones de alto nivel y en medio de una creciente demostración de poder militar en el Caribe, donde Estados Unidos mantiene desplegado su mayor portaaviones, el USS Gerald Ford.
“Ya me he decidido, sí”, dijo Trump. “No puedo decirles qué será, pero más o menos ya lo sé”. Sus palabras, aún sin detalles, bastaron para encender las alarmas en la región, especialmente entre los países del Caribe, que desde hace meses insisten en la necesidad de evitar cualquier escalada militar.
El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, reaccionó con un mensaje publicado en Facebook: “Alentamos al presidente Trump a resolver las diferencias entre Estados Unidos y Venezuela a través de la diplomacia y el diálogo. Sigamos preservando nuestro hemisferio como zona de paz”.
Su postura coincide con la expresada por los líderes de CARICOM el mes pasado, cuando, tras una reunión regional, reafirmaron —con la única reserva de Trinidad y Tobago— su compromiso de mantener el Caribe como un espacio libre de conflictos y su apuesta por el diálogo como vía para resolver tensiones internacionales. En ese comunicado, recordaron que el aumento del refuerzo militar estadounidense podría acarrear repercusiones directas para sus Estados miembros.
La preocupación no es nueva. En septiembre, los ministros de Relaciones Exteriores de CARICOM enviaron una carta al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, pidiendo garantías de que cualquier acción militar contra Venezuela no afectaría la estabilidad regional ni se realizaría sin consulta previa.
Aun así, no todos los gobiernos caribeños comparten la misma sensibilidad. La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, respaldó públicamente la ofensiva antidrogas de Washington y declaró no sentir “ninguna simpatía por los traficantes”, al tiempo que afirmó que el ejército estadounidense debería “matarlos a todos violentamente”.
Mientras tanto, el movimiento de tropas continúa. Estados Unidos ha asignado al Comando Sur un submarino de ataque de propulsión nuclear, aviones de reconocimiento P8 Poseidon, varios destructores y un crucero de misiles guiados. Venezuela, por su parte, respondió lo que considera una amenaza y movilizó efectivos hacia sus fronteras, en un gesto que refleja el clima de creciente desconfianza en la región.
La situación, marcada por advertencias cruzadas y mensajes diplomáticos, mantiene al Caribe en un equilibrio frágil mientras los gobiernos intentan evitar que la tensión termine por arrastrarlos a un conflicto que ninguno quiere enfrentar.

