El dominicano común y corriente sabe que los de ‘arriba’ negocian, comercializan…
A nuestro país no hay quien lo sepulte: ni yanquis, ni rusos, ni chinos, ni cubanos, ni venezolanos ni haitianos.
Siempre estamos preparados para lo que venga, aun cuando seguimos en parrandas, en juegos, en préstamos, en vicios, en politiquería, mentiras, chantajes y en mil ‘cosas’ por el estilo.
El dominicano no se arrodilla ante un militar extranjero o ante un haitiano malagradecido, aunque sí lo hace ante una muchacha hermosa, una trigueña corpulenta o una meretriz de ensueños. Y ese compatriota actúa de esa manera hasta sin saber leer ni escribir por causa de los que han gobernado.
Por eso pienso que República Dominicana pervivirá hasta siempre, ya que hasta los ‘malos dominicanos’ que apoyan a Imperios o a vecinos malagradecidos, no podrán evitarlo.
Con las naturales costumbres humanas, los criollos son en su generalidad personas solidarias, pobres y con altísimos valores, aun sin asistir a una escuelita de barrio.
Tenemos claras evidencias de que hemos cambiado algunas reglas o costumbres viejas, de respeto mutuo y amor a nuestros símbolos patrios. Pero en el fondo sabemos que los dominicanos tienen claro en sus cerebros que ‘nada ni nadie’ podrá gobernarnos nueva vez en dictadura, coartar las libertades públicas ni irrespetar nuestros derechos.
Y eso es esencial. Para los de ‘arriba’, los del ‘medio’ y los de ‘abajo’.
Por tanto, lo que no acaban de entender nuestros gobernantes y congresistas es respetar leyes y disposiciones legales, con la Constitución en primer lugar, para que nuestros compatriotas lo hagan y se sientan protegidos ante cualquier autoridad.
El dominicano común y corriente sabe que los de ‘arriba’ negocian, comercializan y hacen política para hacerse más ricos. Y entonces, como ellos saben eso, por las huellas que dejan esos ‘señores poderosos’, incumplen solicitudes y medidas legales.
Vamos bien y vamos mal
Algunos de ellos viajan del campo a la ciudad dizque para‘mejorar’ sus condiciones de vida. Se instalan en donde sea, sin titulo de propiedad, agua potable, energía eléctrica o trabajo seguro. Y en vez de impedir que se instalen, las autoridades lo permiten para luego tener que desalojarlos en actos llenos de impiedad.
Lo cierto es que esos ‘graneros’ de pobres dominicanos deberían estar laborando en sus ‘campos’ y no ‘mal pasando’ en la ciudad, a veces impidiendo que los ríos sigan sus cursos normales, o que dueños legítimos de propiedades vean disminuir el valor de ellas por su inesperada presencia.
Hoy vemos a medios escritos, televisivos y radiales apoyan a esos pobres, que impiden la construcción de obras necesarias para TODOS, como acabamos de comprobar con la expansión de la avenida República de Colombia.
¡Hasta periodistas y sus ‘jefes’ andan desorientados en el sistema democrático que dicen defender para expresar lo que deseen cuando se les ocurra!
A esos pobres e infelices ciudadanos debemos y podemos protegerles, haciéndoles ver que, sin preparación ni recursos, nunca podrán hacer vida nueva y próspera en ciudades ni en ninguna parte del mundo. Es decir, educarlos, enseñarles, ayudarlos a ver las realidades de la vida. Exigir que se les paguen mejores salarios en sus comunidades, con escuelas ycampos deportivos, etc., a fin de que no emigren a otros lados.
No apoyando sus pésimas condiciones de vida en lugares ajenos, y donde las autoridades difícilmente pueden construir obras necesarias para su subsistencia.
Tampoco apoyar a quienes reciben dinero para trasladarse a sus hogares de antaño o a otros sitios, y deciden luego quedarse hasta que los ‘saquen’ sin misericordia alguna.
Ante este cuadro de horror y desesperanza, pienso que los dominicanos somos únicos en el mundo, que nacemos donde nos da la gana, que no dejamos nuestras costumbres y queimpediremos que surja una nueva dictadura trujillista,imperialista o como quiera llamársele.
16 de noviembre de 2025.
