Añadir cubitos de hielo al tambor de la lavadora para generar vapor, suavizar las fibras y conseguir ropa sin arrugas.
Pocas faenas domésticas resultan tan tediosas como enfrentarse a esa montaña de ropa que acaba de salir de la lavadora. La combinación de humedad, el violento centrifugado y el roce constante entre las prendas son una receta segura para la arruga, un problema que a menudo se acentúa en el tendedero.
Solemos recurrir a mil y una tácticas: elegir el programa más delicado, reducir la carga, o invertir en suavizantes milagrosos y bolas antiarrugas. Sin embargo, existe un truco aún más sencillo, económico y totalmente casero que promete anular la necesidad del planchado posterior, haciendo que la ropa salga de la máquina prácticamente lista para guardar.
La magia del hielo en el tambor
La solución es casi inverosímil por su simplicidad: antes de poner en marcha el ciclo de lavado, basta con introducir uno o dos cubitos de hielo dentro del tambor.
Aunque parezca una excentricidad, la explicación detrás de esta técnica tiene una lógica aplastante. Durante el ciclo, el hielo se derrite muy lentamente y genera pequeñas y constantes cantidades de vapor dentro del espacio confinado del tambor.
Este vapor actúa como un suavizante natural de las fibras, permitiendo que las prendas se muevan con mayor libertad y reduciendo drásticamente la formación de arrugas.
Además, el hielo ejerce una función adicional, comportándose como un diminuto amortiguador que ayuda a absorber parte de la electricidad estática que suele transferirse a la ropa.
Consejos para un resultado perfecto
Para garantizar el éxito de este truco, es fundamental prestar atención a algunos detalles. El más importante es evitar la sobrecarga. Las prendas necesitan espacio suficiente para moverse libremente dentro del tambor. Si la ropa está demasiado comprimida, el hielo no podrá hacer su trabajo y las arrugas se marcarán de igual forma.
Otro factor clave es la temperatura: opta por un programa de lavado templado. Las temperaturas excesivamente altas harían que el hielo se derritiera demasiado rápido, anulando el efecto de vapor gradual que buscamos. También es recomendable separar las prendas por tejido, evitando mezclar telas muy pesadas con otras más ligeras y delicadas.
El secado también cuenta
La prevención de arrugas no termina en la lavadora; la fase de secado es igualmente decisiva.
Una vez que el ciclo concluye, lo ideal es retirar la ropa sin demora. Dale a cada prenda un par de sacudidas enérgicas para estirarla antes de colgarla. En el caso de camisas y camisetas, el mejor método es colocarlas directamente en perchas en el tendedero. Esto ayuda a que mantengan mejor su forma original y terminen de alisarse por su propio peso.
Si utilizas secadora, aplica la misma lógica de la lavadora: selecciona siempre el programa adecuado según el tejido (delicados, resistente, mix, etc.). Y un consejo de oro: dobla o guarda la ropa inmediatamente después de que esté seca, ya que dejarla acumulada en la cesta por tiempo indefinido es una garantía de arrugas. Con datos de Europa Press
