Los ejercicios militares coinciden con la escalada de roces con Venezuela por el despliegue del Southcom
El Gobierno de Trinidad y Tobago ha puesto fecha a una nueva ronda de ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos, una decisión que se enmarca en un contexto de palpable tensión regional, agravada por el despliegue de las Fuerzas Armadas venezolanas y la presencia operativa de Washington en el Caribe y el Pacífico.
La noticia, anunciada este viernes por el Ministerio de Exteriores trinitense, confirma que las Fuerzas de Defensa de Trinidad y Tobago (TTDF) y la 22 Unidad Expedicionaria de Marines de Estados Unidos, adscrita al Mando Sur (Southcom), llevarán a cabo entrenamientos conjuntos intensivos entre el 16 y el 21 de noviembre de 2025.
El comunicado diplomático subraya que esta actividad se inscribe en la “larga trayectoria de colaboración” militar entre ambos países, pero la justifica bajo una coyuntura interna apremiante: la nación caribeña “sigue sufriendo el flagelo de los delitos con armas de fuego y la violencia de pandillas”.
Delitos domésticos, respuesta extranjera
El Ejecutivo de Puerto España sostiene que estos “ejercicios intensificados” son parte de una estrategia nacional coordinada. El objetivo, explican, es garantizar que su personal de defensa esté “óptimamente entrenado y equipado para abordar estos problemas en el ámbito nacional, que han tenido un impacto devastador en la sociedad” trinitense.
En esencia, la colaboración con el músculo militar estadounidense se presenta como una medida necesaria para fortalecer la seguridad interna, que se ve comprometida por el crimen organizado y el narcotráfico.
Sin embargo, el anuncio cobra una dimensión geopolítica mucho mayor al considerar el antecedente más reciente.
Hace apenas un mes, la llegada de un buque de guerra estadounidense a Puerto España desató una severa crisis diplomática con Caracas. La reacción venezolana fue inmediata y contundente: se materializó en la suspensión de un acuerdo energético bilateral crucial y, lo que es aún más significativo, en la declaración de persona non grata de la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, por parte de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Los bombardeos estadounidenses en el Caribe y el Pacífico, que Washington asegura que buscan combatir el narcotráfico, son vistos por el régimen de Nicolás Maduro como actos de hostilidad e injerencia. Por lo tanto, cualquier maniobra conjunta con el Southcom de EE. UU. se interpreta en Caracas como un movimiento que desestabiliza la región.
El timing de estos nuevos ejercicios militares sugiere que Trinidad y Tobago, a pesar de las represalias diplomáticas de Venezuela, ha optado por priorizar su alianza con Estados Unidos, con el fin de proteger sus intereses de seguridad nacional ante un entorno caribeño cada vez más militarizado y volátil. Con datos de Europa Press.

