La tensión crece mientras Pekín critica a Takaichi advierte a EEUU por venta de armas.
La diplomacia del Este de Asia se ha calentado hasta el punto de ebullición. El Gobierno chino lanzó este viernes una advertencia frontal y sin matices a Japón: cualquier intervención militar en las disputas que rodean a Taiwán resultará en una "derrota aplastante". Además extendió igual llamado por el apoyo militar de Estados Unidos a Taipéi.
El mensaje de Pekín llega como una respuesta directa a las recientes declaraciones de la ultraconservadora Sanae Takaichi, ex primera ministra japonesa, quien puso la opción de la intervención sobre la mesa la semana pasada.
El portavoz del Ministerio de Defensa chino, Jiang Bin, utilizó un lenguaje inusualmente duro. "Si la parte japonesa no consigue sacar lecciones de la historia y se atreve a arriesgarse o incluso a usar la fuerza para interferir en la cuestión de Taiwán, únicamente sufrirá una derrota aplastante ante la firme voluntad del Ejército Popular de Liberación y pagarán un gran precio", sentenció Bin.
Las palabras de Takaichi no fueron catalogadas simplemente como un error, sino como una "grave interferencia en los asuntos internos de China" que viola tanto el principio fundamental de ’una sola China' como las normas que rigen las relaciones bilaterales y el orden internacional forjado tras la Segunda Guerra Mundial. Pekín considera que estas declaraciones son "extremadamente irresponsables y peligrosas" y envían una señal equivocada a las fuerzas separatistas de la isla. La escalada diplomática incluyó la convocatoria urgente del embajador japonés en Pekín, Kenji Kanasugi, en protesta por lo que tildaron de comentarios "abiertamente provocadores".
La doctrina de la "Amenaza a la Supervivencia"
La controversia tiene su raíz en un cambio legal sutil, pero potente, en Japón. Takaichi, aliada cercana del ex primer ministro Shinzo Abe, insistió el lunes en que un ataque o incluso un bloqueo naval chino contra Taiwán podría constituir una "situación de amenaza a la supervivencia" para Japón.
Este concepto, aprobado en un paquete de seguridad en 2015, permitiría a Tokio ejercer su derecho a la defensa colectiva, es decir, responder militarmente a un ataque contra un aliado cercano, incluso si Japón no es atacado directamente. Ningún jefe de Gobierno japonés se había atrevido a vincular de forma tan explícita un conflicto en el Estrecho de Taiwán con la activación de esta doctrina. Su postura implica que la seguridad de Taiwán es vista, de facto, como inseparable de la seguridad nacional japonesa.
El Segundo Frente: EEUU y la "Línea Roja"
La advertencia a Japón coincidió con otro foco de tensión en la región: el apoyo militar de Estados Unidos a Taipéi. El mismo viernes, las autoridades chinas acusaron a Washington de "violar su soberanía y sus intereses" al aprobar una nueva venta de armas a Taiwán, valorada en 330 millones de dólares.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, fue claro: esta acción estadounidense no solo vulnera el principio de una sola China, sino que incumple los acuerdos bilaterales suscritos en los años setenta y ochenta.
"Esta cuestión es de vital importancia para los intereses chinos y es una línea roja que no debe ser cruzada", señaló Lin. China exige a Estados Unidos que cese de inmediato la venta de armamento y deje de mandar señales erróneas a las facciones independentistas. El gigante asiático ha zanjado la discusión asegurando que tomará "todas las medidas necesarias para salvaguardar su seguridad y su integridad territorial".
El doble pulso lanzado por Pekín —una amenaza militar directa a Tokio y una condena enérgica a Washington— subraya la sensibilidad extrema que rodea a Taiwán, confirmándola como el punto de fricción geopolítica más volátil de la región.

