Expertos alertan sobre la falta de preparación y el riesgo de retrasos en la adopción obligatoria de la Ley 32-23.
SANTO DOMINGO. La cuenta regresiva corre, pero el sector empresarial dominicano muestra señales de alarma. A menos de un mes para que entre en vigor la obligatoriedad de la facturación electrónica, establecida por la Ley 32-23, un número significativo de grandes y medianas empresas aún no ha completado la certificación necesaria ante la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
Esta transición representa un cambio estructural en la gestión fiscal y contable del país, y los expertos en transformación digital advierten que la falta de preparación adecuada podría afectar la competitividad y retrasar la modernización de sectores clave.
Alberto Puente, especialista en transformación empresarial y cumplimiento digital de Alanube, un proveedor autorizado por la DGII, señala que la inercia no es solo técnica. "Todavía encontramos empresas que no tienen claridad sobre cómo funciona el nuevo sistema o qué implica realmente la certificación ante la DGII”, advierte Puente.
“Más que un desafío técnico, este proceso representa un cambio cultural: pasar de modelos administrativos tradicionales a una gestión contable totalmente digital.”, añadió.
El cuello de botella no es la tecnología, es el conocimiento
Desde el terreno, la experiencia de Alanube confirma que la principal brecha que retrasa la adopción no es la infraestructura tecnológica, sino la falta de conocimiento y la orientación necesaria.
Indicó que aunque la facturación electrónica ofrece ventajas innegables en la trazabilidad del gasto, el control financiero y la reducción de errores, muchas organizaciones aún no dimensionan su impacto a nivel operativo y normativo.
Una adopción deficiente de la nueva norma puede generar "muchos trastornos sociales" y "tiempos problemáticos para el futuro de la democracia", según alertó el Nobel de Economía Daron Acemoglu en un reciente summit global. En el contexto dominicano, la implementación fiscal necesita rigor.
Puente enfatiza que la digitalización tributaria es "inevitable y beneficiosa", pero requiere un abordaje serio. “Requiere planificación, capacitación y comprensión del marco legal. El diálogo entre el sector privado y las autoridades será clave para una adopción fluida”, agrega el especialista.Con la obligatoriedad a la vuelta de la esquina, el tiempo se agota para las empresas rezagadas. Alanube ha reiterado su disposición a contribuir con información técnica, experiencias de implementación y buenas prácticas, buscando que las organizaciones logren adaptarse de forma efectiva a la nueva regulación fiscal, garantizando un salto hacia la modernidad sin incurrir en penalizaciones.
