El Congresista de Nueva York votó en contra de la ley que castiga a 20 millones de estadounidenses.
NUEVA YORK.- La batalla por la financiación federal ha dejado en evidencia lo que el representante Adriano Espaillat (NY-13) califica como una cruda realidad: el Senado de Estados Unidos ha vuelto a anteponer los intereses de los políticos a las necesidades de la ciudadanía.
Así lo indicó el congresista demócrata al emitir una declaración tajante en oposición a la enmienda del Senado al proyecto de ley HR 5371, argumentando que el acuerdo no solo es insuficiente, sino éticamente reprochable.
“El acuerdo de hoy no hace absolutamente nada para evitar que 20 millones de estadounidenses vean sus primas de atención médica duplicarse o triplicarse,” denunció Espaillat.
Pero el ataque a la sanidad va más allá: el legislador neoyorquino alertó sobre las disposiciones del paquete que, de aprobarse, privarían a 15 millones de personas de su cobertura de Medicaid.
Estos recortes, según Espaillat, tendrán un impacto devastador en las comunidades y en el sistema de salud en general. Hospitales de la red de seguridad social, como el Montefiore en su propio distrito, y las clínicas de salud financiadas con fondos federales, se enfrentan a la posibilidad real de tener que eliminar servicios cruciales o cerrar sus puertas de forma definitiva.
“Se trata de familias trabajadoras, personas mayores y niños que simplemente no pueden permitirse perder su cobertura médica,” subrayó.
Senadores se blindan con demandas millonarias
La oposición de Espaillat no se basa solo en los recortes a la sanidad pública. El congresista destapó una disposición incluida en el proyecto de ley del Poder Legislativo que considera un conflicto de intereses flagrante.
Esta cláusula, a juicio de Espaillat, está diseñada para enriquecer a ocho senadores, al permitirles demandar al gobierno por millones de dólares si el Departamento de Justicia cita sus registros telefónicos o solicita una orden de no divulgación legal.
“Mientras las familias de mi distrito hacen malabares para pagar la comida y el alquiler, los senadores quieren una recompensa personal si las fuerzas del orden se atreven a exigirles responsabilidades,” criticó el representante. Calificó la medida no solo como una mala política, sino como una profunda falta de ética.
El demócrata recordó que, durante las semanas de cierre, la Administración Trump intentó causar el mayor sufrimiento posible, incluso reteniendo cupones de alimentos destinados a los 42 millones de estadounidenses que dependen de ellos para sobrevivir con apenas $6.20 al día. Este tira y afloja gubernamental puso en juego la capacidad de las familias para alimentar a sus hijos.
“Debemos exigir un acuerdo de financiación que satisfaga las necesidades sanitarias de nuestra población y que defienda la integridad del gobierno,” concluyó Espaillat. "El servicio público debe consistir en servir al público, no en servirnos a nosotros mismos."