Wilkens murió a los 88 años en su casa de Medina, Washington, dejando un legado inigualable en la NBA.
NUEVA YORK. — La comunidad del baloncesto profesional está de luto. Lenny Wilkens, una figura monumental de la NBA y apodado el "padrino del baloncesto de Seattle", falleció este domingo, 9 de noviembre de 2025, a la edad de 88 años en su residencia de Medina, Washington.
La noticia fue confirmada por su familia, lo que marca el adiós a uno de los personajes más distinguidos y respetados en la historia de la liga. Wilkens tiene el raro y extraordinario honor de haber sido admitido tres veces en el Salón de la Fama del Baloncesto: como jugador, como entrenador, y como parte del cuerpo técnico del equipo olímpico de Estados Unidos que ganó la medalla de oro en los Juegos de Atlanta 1996.
El héroe que le dio un título a Seattle
Nacido en Brooklyn, Nueva York, Wilkens tuvo una carrera histórica que abarcó más de tres décadas. Su legado está intrínsecamente ligado a los extintos Seattle SuperSonics, donde es recordado con mayor cariño.
Wilkens regresó a Seattle en 1977, primero como director de personal de jugadores, y luego pasó al rol de entrenador en jefe. Fue en esta posición donde logró su máximo hito en la franquicia: llevó a los SuperSonics a su único campeonato de la NBA en 1979. El título no solo fue un triunfo deportivo, sino una hazaña comunitaria que lo convirtió en un héroe local.
Su recorrido como entrenador es también legendario, habiendo dirigido un récord de 2,487 juegos en la NBA. Además de Seattle, pasó por banquillos como los de Portland Trail Blazers, Cleveland Cavaliers, Toronto Raptors, y New York Knicks, demostrando una consistencia y una ética de trabajo admirables.
Caballero y líder comunitario
Más allá de sus logros en la cancha, Wilkens fue reconocido por su calidad humana. Steve Kerr, entrenador de los Golden State Warriors y quien jugó bajo sus órdenes, aseguró que siempre lo recordará como "un gran caballero" y un excelente comunicador.
Los homenajes tras su muerte han resaltado no solo su capacidad táctica, sino su compromiso fuera de las duelas. "Lenny fue más que un simple entrenador campeón y una leyenda del baloncesto. También fue un héroe comunitario que hizo de su misión de vida elevar y empoderar a otros", señalaron fuentes cercanas.
Wilkens fue el fundador de la Fundación Lenny Wilkens para Niños, demostrando un compromiso cívico que trascendió su carrera deportiva. El legado que deja a sus hijos, Leesha, Randy y Jamee, y a sus siete nietos, es el de un hombre que alcanzó la cima del deporte mientras mantenía una conexión profunda y significativa con su comunidad.

